Persus Diógenes Nibaes Morrizon, Antipoeta, Cuentista, Novelista.

Thursday, January 24, 2008

La Floresta, capítulo VII, "Un Amor para Siempre"

De pronto Aurea lo detuvo.-No quiero que los siervos nos vean.-¿Por qué?-No sé, no me siento cómoda, todos saben de Hercarta y nadie sabe nada de mí.-Te prometo que tú serás mi mujer...-Pero eso es imposible.-No, yo soy el futuro Pharaes, además el oráculo de Osiris, me dijo que yo nunca me iba a casar con ella.-Pero es tu deber amor- dijo ella y ese amor retumbó en la pirámide y se escuchó en Sirio. Aceleró el corazón de Giséo y se clavó en todas sus células, el amor inunda todas las células y los átomos de las células, las rejuvenece, las mantiene sanas, todos los mamíferos necesitan del amor, sino mueren enfermos, los virus se apoderan del organismo. Los reptiles no necesitan del amor, ellos tienen la sangre fría, pero los mamíferos incluidos el hombre, sino tienen amor, mueren.-¡Entonces vamos!- dijo Giséo y se llevó a Aurea a un bote que estaba cerca de allí, los siervos llegaron y cargaron el bote con vinos y pipas, remaron hasta un pequeño edificio en medio del río, era un palacio muy lujoso y servía para medir el nivel del Nilo. Al llegar, Aurea se rió, sabía que Giséo tenía todo preparado, los siervos los dejaron en la orilla, desembarcaron una mochila con comida y unas botellas de vino, una pipa y se fueron. Giséo buscó la llave y entraron, el palacio tenía una sola gran habitación, toda alfombrada y con una espléndida chimenea. Giséo la había hecho construir para sus estudios de astronomía y tenía en ella un fluviómetro. La tranquilidad en medio del río era muy agradable, Giséo encendió la chimenea con dos piedras, los egipcios eran expertos fogoneros, prendió las antorchas, todo el ambiente era especial, quemó unas hojas que dejaron un olor agradable, Aurea se sentó en el centro de muchos cojines y observó a Giséo, él encendió muchas velas, la luz que entraba por la ventana era muy tenue, Giséo se sentó en los cojines junto a ella y sirvió los vasos ahora con un licor azul.-¡Es licor de caña!-Este lugar es hermoso, ¿Qué es?-Es mi estudio, en mi infancia lo hice construir para venir a observar las estrellas, ¡Mira, ven!- y subieron unas escaleras, arriba había un altillo con un gran telescopio, los egipcios conocían mucho de óptica y manejaron muy bien los cristales y los espejos, las posteriores invasiones, destruyeron toda esa sabiduría, los telescopios fueron a parar hasta china y milenios después, Galileo volvió a inventarlos, en éste mundo que se cree que lo han inventado todo. Pero el telescopio de Giséo era perfecto.-¿Quieres mirar?-Sí, es precioso ¿No?-Esa estrella es Sirio- y Aurea se estremeció, la observó por un momento y sintió mucha pena.-Es hermosa.-¿Quieres más vino?-Bueno- y bajaron, junto al telescopio había un escritorio y una inmensa cama, además de muchos libros de hojas de papiro. Abajo, estaba todo tibio, a esa hora del amanecer hace mucho frío afuera. Entre que sale el Sol y se va la noche es el momento más helado. Se sentaron, Giséo la abrazó, bebieron y fumaron de la pipa, se besaron y se desnudaron, se acariciaron y se besaron nuevamente. El calor del amor los hacía transpirar, pero no se sentían incómodos, tenían toda la eternidad para estar juntos. -¡Te amo!- dijo Giséo, y esa palabra hizo temblar las velas, cambió la vida de Aurea para siempre. Ya no debía buscar más, todo eso que buscaba estaba frente a ella y era muy hermoso. Se besaron largamente, mientras el Sol débilmente salía, se acariciaron e hicieron el amor, ese amor que se hace sólo una vez en la vida, lo demás es sexo con amor, o sólo sexo, el amor sólo se hace una vez.-Te amo.-Te amo.-Quiero estar siempre contigo.-Siempre lo estarás.-No quiero que te vayas nunca.-Nunca me iré de tu corazón.-Pero te iras igual ¿Verdad?-No quiero hablar de eso.-¿Por qué no?-¿Por qué no me cuentas algo? ¿Cómo, qué es el Heb-sed? ¿Qué es la pirámide?, Tengo derecho a saber que es lo que estoy construyendo, ¿No?- Giséo sintió en su interior una gran tristeza, pero no quiso seguir con el tema, el amor se destruye pensando en el futuro, el futuro no existe, tampoco el pasado, todos los días hacemos una vida nueva, ¿Y para que destruir el amor presente, pensando en el pasado o en el futuro? El amor se vive hoy y Giséo lo sabía. Sirvió otro vaso de vino y conversaron.-Bueno, tienes razón, debes saber que es lo que estás construyendo. Durante milenios los estudios de los maestros Aecupcios, determinaron que la figura piramidal tiene propiedades increíbles, los Pharaes, saben que algún día partirán a juntarse con Osiris, pero están muy conformes con su vida aquí, por lo cual, quieren mantenerla y alargarla. El Heb-sed, es una ceremonia que dura meses, una vez que está lista la pirámide, el Pharaes, es ungido en las aguas de Hapi y comienzan los preparativos, todos los Aecupcios celebran el Heb-sed y el Pharaes es muerto espiritualmente, se le introduce en su sarcófago y se llena de plantas y especies, se le rinden ceremonias a los dioses y se lee el libro de los muertos, el cual contiene los cánticos que los dioses quieren escuchar para recibir al Pharaes entre los brazos de Osiris, luego lo encierran en la cámara sepulcral y tres días después el pharaes es liberado del sarcófago, si esta vivo debería estar más joven, el Heb-sed es una ceremonia de rejuvenecimiento, sino pasa las pruebas, el Pharaes deberá morir junto a su grupo de siervos y esclavos además de su familia, dando paso a un nuevo Pharaes, que es su hijo y si no tiene descendencia, la sangre de la madre transmitirá el talento, el nuevo Pharaes elegido asume y se comienza la construcción de su pirámide, si el Pharaes pasa las pruebas, puede vivir muchos años más, incluso puede construirse otra pirámide...Mientras Giséo le decía esto, Aurea estaba asombrada escuchando.-¿Y por que no me lo podías decir?-No te lo podía decir, porque no es algo que se le cuente a todos, es más bien un secreto.-Entiendo- dijo Aurea y guardó silencio, Giséo la abrazó fuerte y así estuvieron un rato, luego se durmieron. Luego de un momento Giséo se despertó, la llevó a la cama y durmieron tranquilamente.Al otro día, Giséo le sirvió desayuno en la cama, los besos y las caricias eran lo común entre los enamorados, luego se dieron un baño en el río sagrado.-¿Cómo te sientes?-Bien.-Anoche dormiste profundamente.-Tu también- terminó de decir Aurea y siguieron besándose junto al río. No tenían ganas de volver.-¿Hoy no trabajaremos?-No, cada diez días se descansa uno.-Sí, es saludable descansar.-Hoy se realizarán muchas ceremonias y cosas entretenidas, ¿Te gustaría ir?-No amor, prefiero estar contigo.-Sí, yo también quiero quedarme contigo- y así, estuvieron juntos todo el día, Por la tarde llegaron los siervos a buscarlos, pero Giséo les dijo que vuelvan al otro día temprano, porque dormirían allí. Mientras tanto en el palacio, las cosas no estaban muy bien. -¡Giséo y su invitada, no durmieron en el palacio anoche!- dijo Hercarta a Heteferes, mientras cenaban junto a Snefru y el pequeño Cheops.-No sé hija, no recuerdo nada.-Es que lo pasamos tan bien anoche- dijo Snefru.-Sí, la única que estuvo sola fui yo- dijo Hercarta molesta.-¿Pero si tu estuviste conmigo?- dijo el pequeño Cheops.-Sí, pero me refiero a Giséo que será mi esposo y por lo menos me debería acompañar.-Giséo sabe lo que hace- dijo Snefru.-Entonces veo que ustedes están con ella y no conmigo.-No se trata de eso- dijo Heteferes.-¿Y de qué se trata entonces?-De que pase lo que pase, tú y Giséo se casarán... -En el momento en que Heteferes dijo eso, Hercarta comenzó a llorar.-Tengo que contarles algo- dijo entre sollozos.-¿Qué sucede hija? ¿Por qué lloras?-Lo que pasa es que Giséo, hace tiempo fue al oráculo de Osiris, y el gran dios le dijo que nunca se casaría conmigo.-¿Puede ser cierto eso?- preguntó Snefru.-Bueno, si Osiris dijo eso entonces es verdad, lo lamento, nosotros haremos lo posible para que Giséo cumpla contigo y con nosotros. –dijo Heteferes, Hercarta no pudo contener más las lágrimas y se fue, el pequeño Cheops, no entendía lo que estaba sucediendo.Aurea y Giséo, conversaban largamente juntos en el río, parecía que el tiempo nunca pasaba por ellos. -¡Tengo ganas de llevarte a un lugar!-¿Dónde es? ¿Queda muy lejos?-No, tenemos el bote, podemos ir remando- se subieron al bote y Giséo remó hasta la ciudad, Aurea Observaba la belleza del Nilo, muchos pájaros volaban sobre ellos. La ciudad, quedaba a una larga distancia, pero Giséo era un excelente remador, la corriente río abajo los empujaba y luego de un momento llegaron.-¿Dónde estamos?-Éste es el oráculo de Osiris.-Es hermoso. ¿Quieres que entremos?- Sí amor- dijo Giséo y se besaron. Al entrar al templo, una obscuridad y una tranquilidad llenaban el lugar, en su interior había antorchas y un gran oráculo de aceite en el centro del templo, generalmente a los niños y las personas que empezaban una empresa, como generales a la guerra o matrimonios, se les llevaba al oráculo, para que Osiris, le pronosticará el futuro. Giséo, se enmendó al gran dios y dijo-¡¡Gran dios de Aequpto, quisiera saber que me destina Ra, junto a mi amada mujer!!- y en el momento el oráculo obscuro, comenzó a moverse y el reflejo de Aurea y Giséo sobre el aceite, comenzó a transformarse, los rostros de ellos aparecieron juntos en una inmensa ciudad, más grande aun que la misma Menfis, con gigantescas construcciones y muchas luces. Vieron sus rostros juntos en un gran bosque y en la intimidad de una cama. Vieron también sus rostros llorando por separados. Las escenas pasaban rápidamente mientras el aceite se tranquilizaba.-¿Qué significa todo eso?- preguntó Aurea impresionada.-Significa que siempre estaremos juntos, que pasaremos muchas penurias y mucho dolor, pero que eso hará que siempre estemos juntos. – dijo el tratando de interpretar el Oráculo de Osiris.-¿Y tú, realmente quieres eso?-¿A qué te refieres?-A que lo tienes todo. ¿Serías capaz de sufrir por mí?-¿No entiendo cómo puedes decir eso?-Disculpa amor, lo que pasa es que todo ha sido tan rápido para mí, todo es tan nuevo y extraño.-T e amo, y nunca más lo dudes.-Yo también, perdona- y se besaron frente a su reflejo en el oráculo de Osiris.-Estoy feliz.-Yo también.-Osiris dice que siempre te tendré a mi lado.-Y así será- dijo Aurea un poco triste, caminaron y salieron del templo, llegaron hasta el bote y mientras Giséo remaba, Aurea miró las estrellas y sintió mucha pena, sabía que no se podía quedar y que ya le quedaba poco tiempo. Esa noche, durmieron en el palacio del río, solos los dos disfrutando de su amor, al día siguiente fueron a trabajar al altillo en la construcción de la pirámide junto al joven Ostris. Por la tarde llegó Snefru, borracho y contento. -Lo hemos pasado tan bien. ¿Y ustedes cómo lo están pasando?-Bien, gracias- dijo Aurea.-¡Contigo quería hablar!-Dígame.-Supongo que a estas alturas, mi hijo te ha hablado del Heb-sed.-Sí, ya sé todo.-Entonces quiero invitarte a que estés presente, no sé si tienes que irte, sino puedes quedarte, si te vas vuelve para el Heb-sed. -Gracias...-Quisiera pedirte un favor.-Diga...-Que diseñes otra pirámide para mí.-¿Otra?-Sí otra, pero mejor que ésta.-Papá, yo creo que mejor esperes a pasar el Heb-sed.-Acaso. ¿Dudas que tu padre podrá?-No creo eso.-¿Será que en el fondo quieres eso?-¡Papá!-Bueno, sea como sea, estoy seguro que necesitaré otra pirámide.-Esta bien, le diseñaré otra.-Pero que sea especial...-Será especial, se lo aseguro.-¿Y qué puede tener de especial una pirámide?- dijo el joven ingeniero Ostris, que estaba aprendiendo de Aurea y que posteriormente sería quién llevaría los planos a la realidad.-Será una pirámide estable- dijo Aurea.-Buena idea- dijo Giséo riéndose.-Será la pirámide de la Estabilidad, la calcularemos tan bien que no se derrumbará cuando vaya en la mitad- dijo Aurea y todos se echaron a reír.-Gracias preciosa- dijo Snefru y se fue. Giséo y Aurea siguieron trabajando, pronto los planos estuvieron listos. -A ver. ¿Estos son de planta?-Sí.-¿Y éstos son de elevación?-Sí, déjalos aparte- conversaban Aurea y Ostris.Esa noche, Giséo se quedó a dormir en el dormitorio de Aurea y durmieron juntos el resto de las noches en que ella estuvo en Egipto. Giséo trasladó sus ropas y sus pertenencias al cuarto. Así pasó Aurea casi dos meses en el reino de Snefru.

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