Persus Diógenes Nibaes Morrizon, Antipoeta, Cuentista, Novelista.

Friday, February 08, 2008

De Sueños o las Cuerdas de la Realidad Componen mi Canción

Bienvenido al Club de los que escriben sus sueños; dijo mi HadaMadrina más allá de los Andes y Pampa, Amazonía y Atlántida, Sahara y Mares y Montañas.Vine a escribir lo que sueño y cuando le conté este sueño a mi Vieja dijo que había terminado de volverme loco. Soñé que vivía con dos mujeres en una enorme Casa de Madera y las dos se enamoraban de mi y fornicábamos humo y canciones besaban nuestra piel y atrás del cuello, con velas que susurraban una suave estela de guitarra y piano.Soñé que acariciaba un par de piernas largas de un cuerpo de mujer que no mostraba su cara y en menos de lo que canta un gallo, se cumplió.Soñé que aviones negros y planos, invisibles golpeaban burbujas gigantes en el cielo y entrábamos a la casa de mi madrina por la ventana antes que el mundo vaya a caer.Soñé que ella tenía su anillo de madera y que los Pacos le pegaban a los Punkies y había que correr, que estaba envuelta en sábanas blancas y luminosas en la penumbra, bañada en semen de otro Corcel.Soñé que Miguel venía a verme a Alerce y estábamos en una casa sucia como sus pulmones enfermaron después.Soñé que un ViejoGranBrujo dentro de un volcán de fuego me investía con su enorme espada no sé que, junto a mí, crecían dos grandes monstruos como demonios, me dijo, ahora tienes más poder pero doble esfuerzo tienes que hacer. Con cada brazo sujeté a los MonstruosComoDemonios, Balrogs se llaman en otros libros, que crecían rodeados de fuego y humo, fuego y humo y chispas y calor y volcán ardiendo y azufre y fuego.Asustado por las cosas que soñaba, Comencé a escribir cuando desperté, mas no todo esta en sueños, mas hay cosas que están en otras cuerdas y en otras notas y en otros versos. Mas en estos sueños están las partituras que compone la canción de mi realidad.

Persus Nibaes
Osorno
30012008

MujerÁngel o Quimera

Vamos donde quieras, dijo y fuimos y debo confesar que no había terminado de crecerDe su belleza, uff, puedo decir que es un Ángel y mostró fotos de todo su cuerpo desnudo y blanco y sin marcas para que la Inquisición no la queme en la hoguera así piel y olor y formas de Ángel.Bueno, la historia es que ella despierta en mi, pasiones que llevan a escribir esto cuando no la extraño porque nunca le he tenido, pero la deseo con todo mi morbo y libido.Ella entró y se sentó en la cama mirando la ventana pensativa yo entré y esto es una violación pensé que por esto podían llevarme a la Cana. Pero no importa, la cosa es que la desnudé sin preguntarle y sin que ella comprendiera lo que pasaba, pero se dejó por que así tiene que ser y le besé los pechos y lamí su cintura perfecta, suave salinidad de seda y blanca como la carne de leche si fuera carne cuando es nata.Llegué a sus piernas, lascivo encuentro, muñeca, mal que no dure para siempre instante perfecto.Hasta observé que su calzón con florcitas estaba húmedo y ahí dentro, donde soñamos todos los hombres dejar el vuelto. Correr el velo y quedarse dentro.¿Que es esto de poseer una mujer que me quite el aliento y no es lo mismo que estar solo y no es lo mismo una mujer a quinientas?La cosa es que metí mi lengua en la Flor Divina y bebí del néctar de vida, de la mejor flor que ha aparecido en la Tierra, camina piensa da hijos amanta espera.Mejor flor del Paraíso y como no beberla y quedarse en el Eden a ocultar mi morbo, si quiero bajar ese calzoncito y saborear con la boca lo que no se come y con la lengua lo que no se masca fuerte sino suavemente sin que duela.La poseí por vez primera éxtasis aquella primavera, gemidos, pechos caderas, que vasto mundo por conquistar sin que el tiempo pase sin que el viento quiera.En esta edad que llevo mi morbo es más fuerte que yo y no tengo impunidad para no contar lo que le dijo a la cabecera. Nos fuimos muchas veces como corresponde a un Corcel que se alimenta de avena, mas si todo fuera, si esta MujerÁngel con sus gemidos, sanara mis cabezas y viniera…Y no fuera sólo en mi cabeza una Quimera...

ViudaBlanca

Está presente un calor silencioso de vacío y LunaLlena
vacuidad intensa de lágrimas nada escapa al frío eterno entre los huesos
Nada es más vacío que este calor insomne humedad
Así observé los espirales apretados de la ViudaBlanca profunda experiencia de los sentidos
Vaciar formas múltiples de pensarDesperté hambriento de mi viaje fantasma por dentro de mí, nada más longevo que el vacío vegetalViudaBlanca entró en mis pulmones, sangre resinosa lentamente reaccionéNo es que entré al tiempo y su fluido se detenga, aprendí a esperar el tiempo avanzando fuera de él
¿Como explicar en palabras lo que es vacío del tiempo?¿Como hacer un poema a esta mujer vestida de hierbas?ViudaBlanca apretada y flaca su vestidura quemaba lentamente en papel,sensación extraña sin nombre, vacío eterno sin explicar palabras lo que es de mente y cuerpoMente explora profundidad de pensamiento y los sentidos se agudizan a la vez, ViudaBlanca, como todo está en la mente, puerta abierta al infinito del saber.
Persus Nibaes
Osorno
30012008

Wednesday, February 06, 2008

Opereta de tu Desaparición o ¿Qué hago sin ti? o Residuos Nucleares

¿Como hablarte sin que exploten los Volcanes Sintéticos y Radiactivos?
Sol fue y llegó calor oscuro cubriendo de LluviaÁcida las pampas
¿Como ver más allá de las estrellas en tu piel fosforescente?
¿Quien me salva de la Caza de Ballenas?
¿Quien toma de mí mis Órganos para transfusión
¿Quien me vuelve hombre dentro de ti?

Ahora es como si LunaLlena fueras tu vientre sedoso
En ausencia de tu voooooz

(Se escucha un Coro de Sopranos y Contraltos)

¿Quien me escucha quien me rescatará?
¿Quien será el Hada de Noche quien Pincoya quien Soooool?

(Se escucha un sonido bajo como de Tuba y Tambores)

Ahora todo es oscuridad de Smog que no es oscuridad de noche sino de contaminación
Ahora todo suena en mii

¿Tú me escuchas?

¿No estas ahora para mí?
¿Vendrás cuando el Rahue llore su basura?

Bandurrias mueran atoradas de pilas y más alláááááááááááááááá
Tortugas atoradas de bolsas plásticas creyendo que son Medusas para comer

(Se Escucha un violín y Guitarra en arpegio)

¿Quien viene quien toma de mííííííííí?
¿Quien va a olvidar las heridas de la noche?
Mañanas y más alláááááááááááááááá


¿Quien me va a salvar del Holocausto y Residuos Nucleares?

Si te vas

Esta noche veo dentro de ti detrás del Sol no hay oscuridad

Comienza el día otra veeeez
y cada vuelta más rápido serááááááá el Atardecer

Siento que el tiempo avanza más rápido que ayer
Rápido más rápido, cada mañana siento que la viví ayer

Como detener el tiempo en ti
Y hacerte fuerte y siempre así
¿Quien puede ver quien puede oír?
Mundo de sordos y ciegos pensando todo el día en Dinero y Riqueza y no olvido que los Alerces tenían miles de años y los quemaron para nada.


¿Quien va a venir por mí otra vez si Jesús nacerá todo deforme por los pesticidas del Valle del Elquí?

¿Quien va a escuchar mi Opereta de tu Desaparición si las palabras de la pantalla no suenan?

(Tu voz se escucha en la oscuridad y se detiene en mí)

Eco que hace una imagen de tu luz que brilla en mí

(Como el cerebro de un murciélago, repite el Coro)

¿Quien me sanará de mi Pulmón?

¿Quien me guiara más allá del Basural?

¿Quien será fuerte en la tristeza que siento por qué las aguas de Calbuco están enfermas y estancadas?

¿Quien me va ayudar a olvidar de ahora en adelante la pena que siento no sólo porque te hayas ido sino por Pingüinos y Coral?


¿Quien si esa voz no la escucho, porque todo el día micros y autos?

No la escucho por que es tenue
La siento en mi cabeza adentro palpitar

¿Quien me va a sanaaaaaaaaaaaaaaaaaaar?

¿Por qué el computador no deja alargar las palabras?

¿Quien me va a sanaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar?


(Se retira el Coro y el solista seca sus lágrimas y se da cuenta que nadie estaba tras el telón, ella se había ido…Nadie aplaude, se van todos al Bar El Toly a pasar las penas…Yo formateo el computador…la Antártica se derrite cada segundo con este calor…)

Sangre de Grado

En el fondo del vaso que me regaló el Papá de Miguel en Pudahuel
Estaba el jugo del poder de sanar pulmones
De sanar de la cabeza al loco que canta
Era como todas las hierbas
Ángel que nace de la tierra
Con cinco gotas de Sangre de Grado curaban la ansiedad por respirar.

Sordo

Viento se aleja con las hojas de las ideas que cayeron esa noche de verano
El semen en mi mano escaseaba noche a noche en soledad
Caracola dijo que vendrían días de hambre y locura por no escuchar por no escuchar
Más allá de las Montañas más allá del Sol
Veo tus ojos en la niebla veo lo que hiciste venir
Espasmos de locura y hambre
Hambre de hambre por enfermedad
Hambre de alma por no saber escuchar
Por no querer escuchar.

Thursday, January 24, 2008

La Floresta, capítulo II, "Por la cinta de Moebius"

La nave se demoró menos de tres horas en llegar a su destino, viajando sobre una cinta de Möebius construida en el espacio con energía centrifuga, podía cubrir grandes distancias en años luz en poco tiempo, abriendo un anillo de gusano en el espacio y utilizando la cinta de Möebius, estaban un momento en un lugar, luego en otro.
Llegaron a Hósforo sin novedad, salvo Aurea que no podía ocultar su tristeza, al salir de la atmósfera del planeta, se le fue ese sentimiento de bienestar, volvió a ser la misma, pero ahora que había experimentado algo diferente, no quería volver, hubiera querido quedarse en la Floresta por más tiempo.
Su vida transcurrió igual por unos dos días, en que estuvo estudiando aquel sistema. La segunda noche salió al balcón de su departamento, observó la cúpula que protegía la ciudad, observó las luces de los clubes y escuchó los motores de aire acondicionado, de pronto pasó el tren magnético, pronto éste quedaría obsoleto, pues los más brillantes científicos del sistema trabajaban en la teletransportación.
Ellos eran una civilización de muchas libertades y tenían una cultura muy avanzada, todos los trabajos científicos eran publicados, no vivían de un sistema económico basado en la escasez, sino basado en las bondades de la tecnología, no existían los que tenían más ni los que tenían menos, todos tenían lo que necesitaban.
En realidad todos tenían de todo, lo que quisieran o necesitaran podían obtenerlo en los centros de distribución, todos desempeñaban un papel en la sociedad, así mientras asistían a clases de lo que quisieran en las mañanas, por las tardes iban al trabajo, que no era remunerado, como digo, no necesitaban salario y no existía el dinero.
Así llegaron a ser una de las culturas más pacíficas y avanzadas de la galaxia, llevaban mas de cinco mil años sin guerras y habían avanzado tanto en la ingeniería celular y molecular que no envejecían, sólo debían cumplir un ciclo, pero no morían con la muerte física como nosotros la conocemos, acumulando sabiduría, pasaban a un estado espiritual superior, dejando así lugar, para que naciera otra persona.
Esto no se sabía a ciencia cierta cuando ocurriría ni quien tendría un hijo, era algo que se podía desear pero no forzar y aunque científicamente podían fecundizar, tenían una estrecha relación con los maestros superiores y eran estos los que determinaban los nuevos nacimientos, los que habitaban en otro planeta constituido de gas y donde ellos irían una vez de producirse su muerte.Mientras Aurea observaba la ciudad, se activó la videoconferencia, a su espalda y suspendida en el aire, apareció una imagen tridimensional.
-¡Hola querida!- dijo la voz, Aurea reconoció quien era sin ver la imagen.
-¡Hola Ortoedro!- respondió Aurea con un tono de voz de fastidio.
-¿Cómo, hola solamente? ¡Llegaste hace dos días de tu misión, te he estado llamando a tu teléfono auricular, no contestas y ahora sólo dices hola!
-Es que no tengo buen ánimo Ortoedro- dijo, acariciando la rosa que tenía entre sus manos.
-Sí, pero al menos merezco que te des vuelta y pueda verte la cara- agregó él, un poco molesto. Aurea se volvió hacia la imagen y observó un Ortoedro extraño para ella, se quedaron mirando sin hablar, era un Ortoedro desconocido, buscó y buscó en su memoria y no lo pudo encontrar, esa cara tan querida en el antaño, ya no significaba lo mismo para ella.
-¿Que tienes en las manos?- preguntó.
-¡Nada!- dijo ella, escondiendo la rosa.
-¡Cómo que nada, eso es algo! ¿Que es?
-¡Nada!- volvió a decir ella.
-Bueno, si no me quieres decir, debe ser algo sin importancia, ¿Cuando vas a venir?
-No creo que pueda ir a verte pronto y esto es algo de mucha importancia- contestó irritada.-¿Que te sucede? antes de ese viaje no estabas así.
-No sé Ortoedro, me siento mal, ¿Quieres dejarme sola?
-¡Bueno, adiós!- respondió y en ese instante la imagen tridimensional desapareció. Aurea continuó observando la ciudad, una ciudad extraña, desconocida ahora para ella.
Pasó otro día más y Aurea no podía dormir bien, todo el día pensaba en la Floresta, ¿Qué cosas más habría? ¿Que seres tan tiernos y simpáticos? ¿Y que sería esa sensación que tuvo? ¿Por qué sintió eso, que significaba?
Como astronauta tenía diez días de franco, después de cada misión, las medidas de seguridad eran tan rigurosas que ya se había vuelto normal viajar a otros planetas, de otros sistemas. Aurea había viajado a varios otros, pero este planeta era tan seductor…
La puerta del despacho del profesor Angular se abrió bruscamente, en ella apareció Aurea con un informe de petición.
-¡Hola querida! ¿Cómo estás?- preguntó.
-No muy bien profesor- respondió Aurea y se sentó frente al escritorio.
-¿Que te sucede?, cuéntame- dijo mientras apagaba la pantalla líquida de su computador.
-No me he sentido muy bien, después de la última misión profesor, ese planeta era tan interesante, ¿Cómo le llama el sistema?
-Mm, la verdad es que si es un planeta especial, se llama Tierra- dijo el profesor, observando la reacción de Aurea- ¿Por qué?
-¡Me encantó, ese planeta es muy hermoso, existe tanta vida natural y sentí algo extraño en él, que nunca he sentido!
-Bueno hija, tal vez la presión atmosférica, la radiación iónica...
-¡No!, Nada de eso profesor, he estado estudiándolo estos días y es un planeta saludable, joven y...
-¿Y qué? - preguntó él, esperando las palabras.
-¡Romántico!, Esa es la palabra.
-¿Romántico?
-Sí, ese planeta es muy especial, quiero volver allá.
-¡Pero Aurea!- respondió el profesor un poco ofuscado -¡No creo que debas!
-¡Lo siento profesor, quiero volver!- repitió ella más decidida- He estado estudiándolo y supe que era un sistema en aceleración...
-Claro, es un sistema joven.-He estudiado algo de Física, conozco el problema del tiempo, pero quiero ir igual.
-Aurea, no es cosa que viajes al planeta así como así, ese no es cualquier planeta, el tiempo allá...-¡Si sé profesor! Allá el tiempo pasa más rápido que aquí.
-Así es, quizás con qué cosas te puedas encontrar...
-¡No importa, quiero ir igual!- dijo y se levantó de la silla, entregándole el informe de petición para un segundo viaje al planeta- ¡Espero profesor que haga algo por mí!- agregó y se fue.
El profesor leyó el informe, quedó tan hundido en su sillón como en su incertidumbre.
Dos días después, Aurea estaba sentada frente a su pantalla líquida cuando la videoconferencia se activó.
-Querida, presenté tu informe- dijo el profesor del otro lado de la línea. Aurea se volteó para ver la imagen en el aire.
-¿Y cómo me fue?
-Bueno, ni mal, ni bien, creyeron eso acerca de la información necesaria sobre la alimentación de los caracoles y su conducta de reproducción, es en lo que estamos trabajando, pero preguntaron, ¿Por qué, por tiempo indefinido? Ese aspecto no los convenció mucho, pero igual aceptaron, puedes ir, pero con una condición.
-¿Cual?
-Que no estés más de sesenta días solares.
-¡Sesenta días!
-Algo es algo, no.
-Supongo que si, ¿Y cuando puedo partir?
-En treinta y cinco días más.
-¡Tanto! Pero sí el tiempo allá…
-Lo siento, no es posible antes, las cintas de Möebius están todas reservadas hasta esa fecha. – dijo el profesor.
Habían pasado cinco días desde el primer viaje y el nerviosismo de volver allá la ponía cada vez más intranquila. Durante los días que debió esperar se dedicó a estudiar el sistema solar en su computadora conectada a la Matriz, que era un sistema computacional donde se podía tener acceso a toda la información recopilada por la cultura en todos los años de su existencia.
-¿Entonces la confederación sabe de la existencia de aquel sistema?
-Así es señorita Aurea, aunque este dentro de los cuadrantes de los sistemas no explorados, en mis registros siempre ha existido ese planeta, pero existe una resolución muy antigua, milenaria, de no intervenir en él.- concluyó el profesor.
-¡Entonces debe haber algo en aquel planeta!
-¡Pero usted lo vio señorita Aurea, aparte de una exuberante naturaleza no existe nada más!
-Sí, existe algo más, no sé que es, pero hay algo, tuve una sensación extraña.
-¿Una sensación?- preguntó él asombrado.
-Sí, una sensación indescriptible- agregó Aurea, en el momento en que recibió otra llamada en la video conferencia, la activó y se despidió del profesor.
-Áurea, hola ¿Cómo estás?
-Hola Ortoedro.
-Como hace días que no sé nada de ti y no me permites ir a verte, queria invitarte a ir al Club hoy en la noche, Oblicuo dijo que iría con nosotros y creo que irán Prisma y Vértice.
-Bueno Ortoedro, creo que me hará bien salir un rato- contestó Aurea, apagando la computadora y volteándose a ver la imagen.
-¿Estabas en la Matriz?
-Sí, estaba estudiando el Sistema Solar-
-Pero tú sabes que la Matriz es tan antigua como Hósforo y habla de todas esas cosas religiosas y milenarias...
-Pero también es científica.
-Para mí esas leseras que dicen allí son puras patrañas- respondió Ortoedro.
-¡Lo que tú digas!- respondió Aurea y caminó hacia la cocina, siendo seguida por la imagen.
-¿Por qué te interesa tanto ese sistema?
-Es interesante- respondió Aurea mientras tomaba entre sus manos una taza humeante y bebía el líquido en ella.
-Lo mismo dijiste de mí hace años y mira, ya no quieres ni verme. Aurea miró los ojos de Ortoedro y movió la cabeza, se dirigió hacia el balcón y contempló la ciudad.
-¡Juntémonos en el club!- terminó de decir Aurea y desconectó la videoconferencia.
Aquella ciudad tan enorme y tan fría, luces, rayos, ruidos, naves, túneles, todo era tan vacío ahora para ella… El Club quedaba en el subsuelo de una tienda en la avenida Transversal, al entrar Aurea miró un espejo junto a la puerta, el cual leyó su código del iris, la cortina de luz pasó de azul a gris y Aurea llegó al final del pasillo, adentro las luces y los sonidos del Club entretenían a aquellos que después del trabajo querían pasar un rato agradable.
Oblicuo, Prisma y Vértice estaban en una mesa jugando con unas bolas y un láser, Ortoedro estaba un poco mas allá jugando en un simulador.
-¡Hola!- dijo Aurea a sus amigos.
-¡Hola!- respondieron y fueron a saludarla, Prisma preguntó...
-¿Cómo estás Aurea?
-Bien, algo cansada, pero bien.-Supe del viaje al sistema al Sistema Solar, ¡Oblicuo dice que es precioso!
-Sí, en treinta y cinco días más voy a ir de nuevo.
-¿Sí? Oblicuo no me ha dicho nada.
-No, es que aun no le he dicho nada, quizás voy sola.
-¡Sola! Yo no iría sola a un lugar tan lejano y desconocido.
-Siempre has sido tímida Prisma- terminó de decir Aurea, cuando Ortoedro se acercó.
-Hola- le dijo, besándola en los labios.
-Hola Ortoedro.
-Ven, vamos a jugar a los simuladores...
-No Ortoedro, quisiera servirme algo..
.-Bueno voy por unas sodas- dijo y se dirigió a las maquinas, Vértice se acercó a ella.
-Hace días que no te veo, ¿Cómo estás?
-Bien, gracias.
-Escuché que irías nuevamente al sistema Solar.
-Sí, en treinta y cinco días más voy a ir.
-¿Quieres jugar por mí? Necesito ir al baño- dijo Vértice y se marchó dejando a Aurea con el láser, Aurea lo sujetó fuertemente, apuntó a la bola, tiró y la bola se alejó con rumbo incierto.
-¡Acabas de perder el partido, Vértice!- dijo Oblicuo en voz alta y riéndose.
Llegó Ortoedro con una bandeja y muchas sodas, todos se alejaron del juego y se juntaron a charlar y beber. Aurea no participaba mucho de las conversaciones y los juegos no la entretenían. -Aurea, ¿Quieres ir a la disco?- preguntó Vértice que se incorporaba.
-No, gracias la verdad es que tengo que descansar- respondió.
-La verdad es que después del último viaje volviste muy rara- agregó Ortoedro.
-¡Déjenla!- intervino Oblicuo- Los viajes en el espacio suelen producir alteraciones en el biorritmo, lo que pasa es que últimamente hemos tenido mucho trabajo.
-Sí, eso debe ser querida, no los hagas caso- agregó Prisma y les hizo un gesto con la mirada a los demás.
Cuando todos fueron a la disco, Aurea se dirigió a casa, llegó y conectó la computadora a la Matriz.
-¡Matriz activada!- dijo una voz femenina electrónica.
-Matriz, ¿Quisiera hacer un cálculo del tiempo con respecto al sistema Solar y Hósforo?
-Bien- respondió la Matriz y mostró en la pantalla un esquema del universo en expansión y dijo- Lo que pasa es que el Sistema Solar es un sistema joven que esta en proceso de aceleración, nosotros en cambio somos un sistema que ha dejado de acelerar, por lo que el tiempo acá y desde hace mucho, es constante.
-¿El tiempo entonces, es proporcional a la velocidad de aceleración con que se expande el sistema y la galaxia en que se encuentra?
-Exacto, pero como es un sistema joven, aún no se registra vida inteligente en la evolución de él.-Pero, dime una cosa Matriz, ¿Quiero saber cuanto tiempo ha pasado allá, desde que yo estuve, hasta que vuelva en treinta y cinco días más?
-Bueno, hace casi seis días que estuvo allá, más treinta y cinco días que faltan, acá habrán pasado casi cuarenta días, veamos... La computadora pensó un momento- ¡Es un sistema que avanza muy rápido, un mes acá es casi seis millones de años allá!
-¡Tanto!- exclamó Aurea asustada.
- Sí, pero tenga en cuenta que pronto el tiempo allá se hará constante y que existen sistemas superiores, donde el tiempo y la aceleración han ido mucho más rápidos.
-Sí, está bien, pero ahora cuando vuelva allá, no va a ser el mismo lugar que conocí.
-¡Depende señorita Aurea! Yo creo que seis millones de años no es tanto tiempo para que un planeta cambie en esencia, de todas maneras veamos... La computadora se conectó al sistema de telescopios.-¡Vea, ese es el Sistema Solar!- y en el momento apareció en la pantalla, el Sol y sus diez planetas girando a su alrededor, asteroides y cometas, un sistema muy completo. Cuando Aurea vio el sistema quedó impresionada con la velocidad que avanzaba y giraban los planetas alrededor del sol.
-Bien, quiero ver aquel planeta azul.
-¿El tercero?
-Sí aquel, ¡Muéstralo!- y en el momento apareció el planeta en el monitor, girando y circulando al rededor del Sol.
-Ve señorita, yo creo que se mantiene igual como estaba.
-Sí, tiene el mismo color y textura, ¿Cómo lo llama la Confederación?
-Lo llaman Tierra.
-¿Puedes hacer un acercamiento?
-Lo siento, pero eso es lo más cerca que lo podemos ver, tendría que solicitar una conexión especial con las computadoras del Consejo Astronómico y eso lleva mucho tiempo, además existe una cláusula que me impide entrar a los archivos de aquel planeta, es misterioso pero definitivamente no puedo decirle mucho más acerca de él, de lo que le he informado, dijo la voz electrónica.

La Moto

Wuacho acompaña a arreglar mi moto.-Ya wuacho.-Después tenemos que ir a comprar unas cintas para arreglarle el cerco a mi vieja wuacho, que del otro día esta wueviando que le arregle su caga de cerco.-Ya wuacho pero la moto la llevai tu si, por que esta más pesa que la chucha.-Ya wuacho, tu tenis más reglas que tu sabis quien po wuacho.-Wuacho pero si estoy con caña po, anoche le mandamos con camión y carro, y no pagamos ni uno, jaja.-Wuacho mira vamonos por aquí por República y después doblamos por Chillán y pasamos a la feria donde un viejito que conozco que me puede arreglar mi moto.-Wuacho pero yo te dije que tengai cuidado con esas pitas, viste tu nunca me hacis caso, herís más porfiao que matar a ese guatón Magic a palmazos.-Wuacho compremos unas cintas de despunte no más, para arreglar el cerco de mi vieja, sino van a entrarle a robar todas sus cositas.-Ya wuacho pero tu hace el cerco porque yo soy mas ñurdo que la chucha.-¿Wuacho tu no pegai a la maestría?- No wuacho, yo soy mas lerdo que la chucha, tengo dos manos izquierdas.-Wuacho tu si que la cagaste pa ser de izquierda, jajaja.-Si wuacho, Si wuacho.-Ya wuacho aquí esta la feria, mira compremos unos Candís para que mi vieja los haga fritos, son re buenos, ¿Tu los has comido?-No wuacho, ¿Qué es eso?-Esos son unos hongos comestibles que crecen en el monte, los mapuches los comían wuacho son súper ricos.-Ya ´po wuacho compremos, yo nunca había comido esas cosas, pero bacán comer cosas diferentes, si wuacho mira y ¿Hay tomado Muday?-No wuacho.-Tomemos un vaso de Muday wuacho este es un refresco también de los Mapuches de esta zona, lo hacen con trigo molido con la boca.-Ya, probemos wuacho un vaso.-Wuacho mira ese viejito de allá al fondo, tiene las llaves para arreglarme mi moto, wuacho devuelve el vaso, ¡Gracias señora!-Ya, gracias a ustedes.-hola maestro, ¿Como esta? ¿Usted me puede arreglar mi moto? Se le enredó una pita en la parte de la espada.-¿Wuacho tu teni espada, te creí highlander?-No wuacho la espada de la moto, esta parte donde va la cadena que tiene filo se llama espada, wuacho tu no sabis ni andar aquí en los moles.-Wuacho yo toda mi vida he andado leyendo poesía, con cuea he trabajado de carnicero y de bombero.-¿Wuacho y andabai con radio?-No wuacho de bombero de bencina.-Aaaa, jaja.-Wuacho tu no erís más wueón por que no andai ´pa atrás.-No wuacho. Ya maestro gracias por arreglarme la moto, vamos wuacho a una barraca que queda por allá.-Ya wuacho.-Hola maestro. ¿Nos vende unas cintas de despunte?-No mijo sáquelas no más, que le voi a cobrar, llévese las que pueda no más.-Ya gracias maestro, wuacho ayúdame a buscar unas cintas, por lo menos llevemos unas ocho para arreglar el cerco de mi vieja.-Ya wuacho, mira viene un camión,-Si wuacho ese camión viene a comprar aserrín.-Wuacho digámosle que nos lleve, porque con la moto y estas cintas se nos va a hacer muy pesao el camino.-Ya wuacho dile.-Oiga maestro. ¿Nos puede llevar?-¿Y donde van?-Al final de República no más ahí cerca del Bigger.-A ya, suban no más, yo los llevo.-Ya wuacho sube las tablas atrás y la moto.-Ya wuacho.-Gracias patrón se pasó, si no, nos hubiera costado caleta llegar hasta la casa con estas cintas.-¿No se preocupen y ustedes que hacen?-Yo soy profe de Historia en un colegio.-¿Y tu?-Y yo soy profe de Historia en el Museo.-¿Donde la momia?-Si donde la momia.-Esa es su mina de este paisano, jaja.-No wuacho-¿Oye y esa momia de donde es?-Esa momia es de San Pedro de Atacama, la trajeron unos alumnos del Colegio Alemán hace años, fue un niño que murió de frío.-Wuacho las hicimos todas con venirnos con el amigo aquí.-Si po wuacho, guagua que no llora no mama.-Si po wuacho, nosotros somos terribles de vivos, fuimos a comprar cintas y nos salieron gratis y ahora el amigo nos lleva gratis, puta que somos vivos wuacho.-Wuacho más encima anoche hicimos Perro Muerto, jaja.-Wuacho mira ahí esta predicando el hermano Juan-¿Y quien es ese?-Ese es un evangélico que siempre predica aquí en República, le dicen el hermano Juan, antes era más chicha que voz po wuacho.-Wuacho esos evangélicos son más mentirosos, en la cana se hacen los evangélicos para ganar conducta no más, después salen y se les olvida el evangelio.-Si wuacho y las evangélicas igual se hacen las cartuchas y se los bajan solas.-Si wuacho, yo en Argentina me comí una evangélica y la conocí ese mismo día, jaja.-Sipo wuacho, si la venden con eso de dios no más.-¿Pero amigo deben haber algunos que no son como ustedes dicen?-Si po demás, como el hermano Juan, jaja.-Jajaja. Oye wuacho pero sabís que el hermano Juan se sabe los Salmos de memoria.-Ya, la cago el hermano Juan.-Wuacho y ese caballero no sabe leer ni escribir, yo no se como se puede saber los Salmos de memoria pero lo he escuchado predicar y se sabe otras partes de la Biblia y todo de memoria.-Juee wuacho la cago el hermano Juan.-Ya amigo déjenos aquí no más en la Copec, ya wuacho bájate.-Ya, gracias amigo por el aventón.-Ya.-Wuacho abre la puerta de atrás.-Wuacho esta apretada, súbete al camión.-Wuacho esta muy alto. -Wuacho el camión esta andando, wuacho.-¡Jueee wuacho este conchesumare se fue con la moto…-Wuacho y se llevó las tablas pal cerco de tu vieja!-Wuacho este wueón salio más vivo que nosotros dos juntos.-Wuacho, eso te pasa por andar hablando mal de los evangélicos…-Ya wuacho vamos pa la casa a tomarnos una Pilsen.

Persus NibaesOsorno22092007

La Floresta, capítulo VIII, "Un Mar de Gente"

Una noche, mientras Giseo le acariciaba el cabello le dijo.¿Amor, éstas despierta?
-Sí, miro las estrellas. ¿Y tú, en que piensas?
-Pensaba, en que ya casi tienes los planos listos de la segunda pirámide de papá...
-Sí, será la pirámide matemáticamente perfecta.
-Pensaba en que podías diseñarme una pirámide también, algún día deberé tener mi propia pirámide.
-¡Que buena idea!- lo haré con mucho gusto.
-Gracias.
-Pero la idea, es que tú no veas los planos, voy a trabajar en ellos mientras tú sales a terreno. ¿Esta bien?
-¡Esta perfecto mi amor, te amo! - y se besaron felices. Luego de un rato, Giséo se durmió, Aurea podía ver las estrellas en la ventana, le quedaban pocos días, en cinco días más se debía ir.
Se sentía tan mal, por que tenía el amor de su vida entre sus brazos, que dormía junto a ella, lo amaba tanto, pero sabía que si no volvía sería peor, que eso le costaría el cargo a al profesor Angular y a Cateto y Oblicuo. Y sabía, que si no volvía, tal vez vendrían por ella para castigarla y eso sería grave, no podía exponerse a eso, ni menos a Giséo, ni a toda ésta gente.
De pronto una sombra se cruzó por la ventana, sintió miedo, pero no se atrevió a despertar a Giséo, luego la sombra otra vez. Se levantó, Giséo dormía profundamente, de pronto la sombra mientras ella miraba en el balcón, la tomó por detrás y le tapó la boca.
-¡No trates de gritar! No quiero matarte, pero sino te vas pronto, te juró que lo haré- dijo la sombra, la soltó y salió corriendo. Aurea, pegó un grito y se puso a llorar. Giséo se despertó.
-¿Qué pasa amor?
-Nada, sólo tuve una pesadilla-
Giséo vio una sombra pasar por abajo del balcón, buscó su puñal que estaba junto a sus ropas y salió al borde del balcón a ver que era eso. Aurea buscó el traje epidérmico y lo activó rápidamente, no lo usaba desde la segunda noche que llegó, hacía tanto tiempo atrás. Giséo volvió con las manos vacías.
-¿Qué paso amor, cuéntame?
-Nada, sólo tuve una pesadilla.
-No me engañes, yo vi algo afuera.
-Sería un gato, volvamos a dormir- terminó de decir ella y se acostaron.
Aurea no pudo conciliar el sueño. ¿Quién sería? ¿Por qué le tendrían tanto odio? Pensándolo bien, debe ser alguien enviado por Hercarta y su padre, para asustarla y obligarla a irse. El Sol salió, cuando Giséo despertó la besó y la invitó a pasear, era un día de descanso. Pasearon por el río y llegaron hasta el lugar donde se conocieron, por ese lugar no transitaba nadie, Aurea no se preocupó por la nave porque estaba lejos del río, cerca de ella no había huellas de las que dejan las caravanas en el desierto, por las noches, esos lugares eran el festín de los chacales.
Durante la noche Aurea apareció en la alcoba con unos rollos de papiro.
-Te tengo un obsequio- dijo escondiendo los rollos tras su espalda.
-¿Qué es?
-Toma, es el mejor regalo que te puedo hacer- y se los entregó y los extendieron, eran los planos de la gran pirámide de Giséo. La cual sería la más grande de las pirámides construidas por los egipcios, con ciento cuarenta y seis metros de altura, Aurea se preocupó que la pirámide de su amado, sea mucho más especial que las pirámides de Snefru o de las construidas por las anteriores dinastías.
Estando en el taller, Aurea pensó que era importante que la pirámide de Giséo, tuviera cosas muy especiales, así es que buscó entre los libros astronómicos de Giséo y calculó la pirámide de acuerdo a ciertos datos astronómicos.
Por ejemplo, la altura de la pirámide, mucho más alta que las demás, es la distancia de la Tierra al Sol en perihelio.
Sobre la base de los estudios egipcios, relacionados con el poder rejuvenecedor de la forma piramidal sobre enzimas y hormonas, Aurea estimó que el ángulo de inclinación de los costados sería de cincuenta y un grados y cincuenta minutos, era el que ejercía el mejor comportamiento rejuvenecedor sobre enzimas y hormonas.
Pero Aurea también quiso, en ésta pirámide, rendirle tributo al dios Hapi, tan querido por los egipcios y que mejor idea que construir una pirámide en forma de agua. Así es que por su proporción y ángulos, la pirámide sería una versión a escala de una molécula de agua.
La gran pirámide de Giséo, en si, sería un monumento al Nilo.
-Tu pirámide, tendrá un revestimiento calcáreo de granito, lo que la hará más hermosa que cualquier otra.
-¿Más hermosa que tú?
-Además mira, desde la cámara del rey, existe un ventilador ¿Ves?
-Sí, aquel.
-Ese ventilador apunta justo a Sirio, la estrella que tanto te gusta.
-Eres genial.
-Además tu pirámide, contiene muchos de tus datos de años de investigación, acerca del radio polar, la densidad de la tierra y cuando construyas la cámara y tu sarcófago, te encontrarás con grandes sorpresas.
-Te amo.
-Yo también te amo, te tengo otro regalo, mira. -y le entregó un collar con un inmenso diamante azul.
-¡Aurea! ¿De dónde sacaste esto?
-No preguntes, sólo quédatelo, veras que tiene propiedades increíbles, ayer estuve preparando a Ostris, para que aprenda a usarlo, ustedes tienen un gran espejo corvo de cobre, deben apuntar al Sol justo en el centro y proyectar el rayo sobre el diamante, pero debes tener mucho cuidado, el rayo al pasar por el diamante puede cortar cualquier cosa.
-¿Cualquier cosa?
-Sí, granito, piedra caliza, mármol, dierína, lo que tú quieras.
-Gracias amor, ¿Pero estás hablando como si te fueras a ir?
-No digas eso.
-Es verdad, ¿Por qué no me cuentas todo? ¿De dónde eres realmente?
-¿Recuerdas cuando yo quería saber del Heb-sed?
-Sí.-Bueno, ahora es igual, no te lo puedo contar aun.
-Entiendo, ¿Pero algún día lo harás?
-Eso espero- terminó de decir Aurea y se abrazaron, apagaron todas las luces y se acostaron, Giséo se durmió, Aurea le acarició el cabello.
Sentía tanta tristeza, que era imposible ocultarla frente a Giséo. Todo por lo que ella había luchado siempre, estaba entre sus brazos, todo lo que quería,pero no podía quedarse.
Al otro día, Aurea le pidió a Giséo que la acompañará a un sector pantanoso del río.
-¿Para qué quieres ir allá?
-Sólo acompáñame amor. – dijo, y se dirigieron al lugar, Aurea buscó entre unas plantas y recogió unos caracoles y los guardó en una cajita.
-Son lindos ¿No?
-¿Qué haces, con esos caracoles?
-Quiero criarlos como mascotas...
-¿Mascotas? Los halcones son mascotas, los gatos ¿Pero los caracoles?
-Sí, ¿sabes algo de ellos?
-Sí, bueno...
-¡Cuéntame!- y mientras Giséo le contaba todo lo que necesitaba saber acerca de los caracoles, sus conductas de reproducción, sus dietas, la duración de su vida, etcétera, volvieron al palacio y se dirigieron a la alcoba.
-Eres tan extraña.
-¿Por qué lo dices?
-Sí, es que sabes tantas cosas, y te interesa saber tantas cosas nuevas además...
-Siempre he sido así.
-Pero los estudios que tienes no se aprenden en cualquier lugar, tu pueblo debe ser muy sabio, muy antiguo, todas esas cosas no las has aprendido sola.
-No, la verdad es que no.
-¿Y nunca me dirás nada?
-Lo siento.
-Pero si tu sabes que yo haría cualquier cosa por ti.
-Si amor, pero no me presiones, piensa que si me tengo que ir, ya tengo suficiente dolor con dejarte.
-Pero ¿Por qué?- Giséo se disgustó.
-¡No me grites!
-Disculpa, pero ¿Por qué tienes que irte? ¿Y quiero saber cuándo será?
-En tres días más.
-¿Tan pronto?
-Sí, así debe ser.
-Supongo que volverás...-
Haré lo imposible, pero no puedo asegurarte nada.
-¿Pero qué puede ser más grande que todo esto que yo te entrego?
-No es eso.
-Entonces amas a otro.
-Tampoco es eso, tonto.
-No entiendo nada.
-¿Realmente quieres saberlo?
-Es lo único que deseo, si es necesario, enviaré tropas, ejércitos a luchar porque vuelvas.
-¡No puedes enviarlos a otro planeta!- y Giséo la miró y quedó helado, luego comenzó a reírse.
-¿Me dices que eres de otro planeta?
-Sí, esa es la verdad, y más no te puedo decir.
-¿Es que una mentira vale más que la verdad?
-No es mentira.
-Me has decepcionado- dijo Giséo y se fue, Aurea quedó triste, pero no podía hacer nada, nunca había sentido esa pena antes.
Giséo se fue a la ciudad y se emborrachó con sus viejos amigos, que todavía celebraban, todos aun celebraban.
Por las calles llenas de ebrios, a veces se olvidaban de apagar las velas y se volcaban, provocando incendios y había muchos accidentes y heridos, aun así la celebración continuaba.
Aurea, luego de un rato, salió a buscarlo por todo el palacio, pero no pudo encontrarlo.
No quiso ir más allá por miedo a que le hagan algo, luego volvió y se acostó.
-¡Estoy enamorado!- Les dijo Giséo a unos de sus compañeros que estaban ebrios.
-Futuro Pharaes, ¿Tienes roto el corazón?
-Sí, el amor es lo peor.
-¿Y quién es ella? los hemos visto, pero nadie sabe de dónde es.
-Dijo que era de otro planeta- y todos se burlaron de él.
A esa hora ya no podían sus cuerpos. Giséo como pudo volvió al palacio, entró a la alcoba de Aurea, y se acostó.
Por la mañana despertaron juntos.
-Nunca más hagas eso.
-¿Por qué, si igual te irás?
-No seas cruel.
-Esta bien, ya no hablemos del tema.
-¿Dónde estuviste?
-Bebiendo.
-¿Dónde?
-En el pueblo, con unos amigos.
-¿Amigos? No sabía que el futuro Pharaes podía tener amigos.
-Sí, serán mis futuros sacerdotes.
-Quiero que sepas que te amo.
-Yo también te amo- y entre arrumacos y besos, se olvidaron por un momento.
Durante el día, trabajaron normalmente, pero Aurea no podía ocultar su tristeza.
Al día siguiente, Aurea enseñó a Giséo y Ostris el uso del gran diamante. Ostris, puso en posición al espejo y Aurea apunto el rayo del diamante a un bloque de piedra caliza, el rayo lo cortó limpiamente en dos, sin dejar huellas, luego era imposible pasar un cuchillo entre los cortes.
-¡Es perfecto!- dijo Ostris
- ¿Dónde lo obtuviste?
-Me lo regalaron en un pueblo minero- le respondió y miró a Giséo, él bajó la cabeza y se acercó a ella y la besó.
Esa noche se reconciliaron. Giséo sirvió un vino y Aurea bebió gustosamente. Conversaron y se amaron tranquilamente, todo era perfecto, podía ser así siempre. Después de muchas horas Giséo se durmió, Aurea lo besó y comenzó a llorar, sus sollozos eran para adentro, nadie debía escucharla.
Mientras Giséo dormía, Aurea lo besó en la frente y se levantó, era plena noche, se sentó frente al espejo, se maquilló y se vistió con el hermoso traje que llevaba puesto la noche del río.
Se miraba al espejo y mientras se maquillaba lloraba desconsoladamente, el maquillaje se le movía con las lágrimas. Giséo parecía que se iba a despertar, pero seguía durmiendo.
Aurea se sentía muy mal, se acercó a él, lo miró por última vez, lo besó y le dijo muy despacio “Te amo, siempre te amaré”.
Tomó su cajita de luz, activó el traje epidérmico y guardó los caracoles.
En el palacio todos dormían excepto en los aposentos de Snefru, donde se escuchaba risas y música, pero nadie se dio cuenta que Aurea salió.
En la puerta tomó dos antorchas, corrió por el camino junto al río, hasta que no pudo más, cuando ya desapareció el palacio de su vista, descansó.
De pronto sintió ruidos, sombras, muchos ruidos a su alrededor, de pronto un chacal comenzó a ladrarle, Aurea se defendió con las antorchas y comenzó a correr, los chacales la seguían, pronto se vio envuelta en chacales.
De pronto se escuchó un grito, era Ostris, que la había visto salir del palacio, y cuando vio que se perdía en el desierto la siguió, los chacales se alejaron de ella pero pronto volverían.
-¿Quién es?- preguntó Aurea en la oscuridad.
-¡Soy yo, Ostris!
-Gracias a dios..
-¿Qué está haciendo?
-No puedo explicarte pero gracias por tu ayuda.
-¿Se está escapando?
-No puedo decirte nada, tan sólo prométeme que cuidarás de él.
-Déjeme llevarla al palacio, si sigue hacia el desierto, sólo será devorada por los chacales.
-No, tengo que ir un poco más allá, vigílame desde aquí- y comenzó a correr, los chacales la seguían y también Ostris, de pronto se perdió de la vista de él.
Los chacales eran muchos, cuando justo encontró la nave, los chacales estaban entre la nave y ella, pero Aurea recogió muchas piedras y se las tiró, de todas maneras no podía sacárselos de encima.
Aurea abrió la puerta de la nave, por orden de reconocimiento de su voz, entró y un chacal la agarró del vestido, de un solo golpe con la antorcha, el chacal se retiró.
Aurea, tiró las antorchas y cerró la puerta, se sentó y comenzó a llorar, encendió el piloto automático.
Llena de dolor, pena y angustia, comenzó a dejar el amor, la felicidad, que nunca se lo perdonaría a ella misma, la nave se elevó y se fue.
Cuando llegó Ostris al lugar, sólo ardían dos antorchas en el suelo, la nave no dejó rastro, los chacales con el susto se fueron.
Giséo despertó, buscó a Aurea a su lado y no estaba, buscó la cajita de luz que tampoco estaba, así como no estaba el traje hermoso, los collares ni los aros.
Había una hoja de papel junto al espejo, escrita con alheña, decía...
Querido y amado Giséo.
Si me quedo, cosas horrendas pueden suceder, todo esto está afuera de nuestra comprensión, pero recuerda que siempre te amaré, siempre.
Aurea.
La carta estaba bañada por lágrimas de Aurea. De pronto Giséo vio la luz de la nave cruzar el espacio, hasta desaparecer, no quería creer lo que había visto, era igual que aquella noche en que la nave llegó, salió corriendo en busca de Aurea, no quería creer que todo sea cierto.
Corrió y corrió hacia el lugar en que vio elevarse la nave, era como si una fuerza lo llevará allá, los chacales pronto aparecieron, y en la lejanía vio a Ostris, que venía con más antorchas de las que un hombre podía llevar, Giséo lo vio y comenzó a gritarle.
-¿Dónde está ella?
-Se ha ido, mi amo.
-¿Cómo que se ha ido?
-Sí, yo salí del palacio y la vi internarse en el desierto, traté de evitar que fuera muy lejos, pero fue inútil, corrió y los chacales la devoraron.
-¿Qué?
-Sí, sólo encontré las antorchas...
-¿Y no viste una gran luz cruzar el cielo?
-Sí mi amo, pero pensé que era producto del vino y las amapolas, usted sabe que el desierto enferma la mente.
-¡Era ella imbécil, era ella la que se fue!- Giséo rompió en llanto y se echó de rodillas al suelo, lloró, nunca un hombre había visto llorar a un faraón de rodillas frente a él, los chacales pronto volvieron, y Ostris tuvo que llevar a su amo hasta el palacio, protegerlo puesto que Giséo, lloraba y lloraba, estaba en estado de schock.
Cuando llegaron, Giséo agarró tres botellas de vino, un cuchillo, una pipa, muchas amapolas y antorchas.
-¡No me sigas!- ordenó a Ostris, y como una orden es ley, Ostris se quedó inmóvil, mientras Giséo se internó en el desierto. A pesar de que los chacales lo apresaron, Giséo llegó hasta el lugar, donde había estado la nave, algo le decía que desde ahí había partido su bella Aurea.
Colocó las antorchas en círculo, los chacales le temen al fuego, así que aullaron y aullaron muy fuerte, Giséo bebió y fumó arrodillado, y comenzó a invocar a los dioses egipcios del mal.
-¡¡Oh Nut, dios del caos, ven a mi presencia, ya que Ptah, Osiris y Ra, me han abandonado, ven y lléname de tu presencia, ahora te pertenezco!!
De pronto las arenas del desierto se convirtieron en fuego, los chacales se asustaron y se retiraron pero no dejaron de aullar.
-¡¡Oh Sekhmet, diosa maligna de Ra, ven a mi presencia, ahora soy tuyo!!- repitió Giséo y el viento comenzó a soplar muy fuerte, la noche se tiño de rojo.
Giséo fumó nuevamente, su cerebro a esas alturas, le hacía ver grandes alucinaciones, producto de la angustia por el amor perdido.
Cuando ya estaba completamente fuera de sí, invocó a Seth, el verdadero demonio del panteón egipcio.
-¡¡Oh inmenso Seth, ven y llévame contigo, te entrego mi alma, porque ya no me sirve, está llena del dolor y el odio con que tu te alimentas, ven, tómame como a un becerro, ya no tengo nada que hacer aquí, prefiero quedarme para siempre en tu infierno!!- y un gran rugido se escuchó bajo la tierra, era el demonio Seth que acudía a la presencia de Giséo.
Ostris llegó hasta los aposentos de Snefru, y le contó todo.
Partieron a rescatar a Giséo. Él veía como Seth bailaba a su alrededor, al ritmo de los aullidos de los chacales, sentía tanta angustia, que no sentía miedo, el demonio llegó hasta su presencia y le habló.
-¿Por qué me has llamado?
-Quiero entregarte mi alma.
-¿Y que tu alma, es tan barata que me la regales?
-Ya no me sirve.
-¿Por qué?
-Porque está infestada de odio y rencor.
-¿Contra quién?
-Contra una mujer que amé y me abandonó.
-¿Entonces, es por amor que me invocas?
-Sí, llévame contigo al infierno, ya no quiero vivir.
-¿Crees que es fácil entregarle tu alma al diablo?
-Si no quieres tomarme, Num o Sekhmet lo harán.
-¿Y es que el amor, vale más que el alma de un Pharaes?
-No te burles de mí.
-Veo que odias de verdad.
-¡¡Odio todo lo que soy, ya no quiero éste cuerpo, ni esta mente, ya no quiero ser hombre!!- decía Giséo y sus lágrimas transformaban la arena en fango. De pronto Seth abrió la tierra a sus pies, y le mostró los infiernos, millones de almas quemándose para siempre.
-Mira, ¿Es aquí donde quieres estar? ¿Sabes lo que tienes que hacer?
-Sí- respondió Giséo mirando las almas quemarse en los infiernos.
-¡Entonces, hazlo!- ordenó y lo miró con sus ojos rojos de ira, en el momento Giséo tomó su puñal, y se cortó la garganta, cayó muerto sobre su llanto y su sangre, su alma fue a parar sobre las llamas, los chacales celebraban, Atum y Seth celebraban, el amor había perdido.
Luego llegaron Snefru, Heteferes y Ostris.
-¡Mi hijo!- gritó Heteferes.
-¡Se ha suicidado!- exclamó Snefru, Heteferes tomó el cuerpo de Giséo, y la cabeza colgó hacia un lado, la sangre brotaba ya fría.
-¡Mi hijo, mi hijo ha muerto!- Seth se burló de ellos, se llevó a Giséo consigo y sopló todas las antorchas, pronto los tres y el cadáver, se vieron envueltos en un mar de chacales, estaban hambrientos, podían oler la sangre a mucha distancia.
Los chacales, fueron acortando el círculo alrededor, cuando llegó Djifer y Hercarta, seguidos de esclavos y siervos que ahuyentaron a los chacales.
-¡Se ha suicidado!- exclamó Djifer.
-¡Amado Giséo!- gritó Hercarta, el enojo invadió a Djifer.
-¡Esa mujer lo volvió loco, era una bruja!
-Sí, era una bruja, sólo una bruja puede saber tanto, enamorar a un Pharaes y luego dejarlo- Snefru se levantó con lágrimas en los ojos, y se contagió de la ira.
-¡Giséo, nunca debiste suicidarte, serás borrado de la historia, todas tus pertenencias serán eliminadas, tu talento llegará a manos de Cheops, espero que él, si sepa valorar el ser un Pharaes!
- Y se alejó junto a Djifer. El cuerpo de Giséo fue sepultado en una ceremonia sencilla, puesto que un pharaes que se suicida, es borrado de la historia y no merece recibir velorios ni funerales, no se celebra, ni se pide por su alma, puesto que ésta va a parar al infierno.
Con los años Snefru construyó su segunda pirámide y celebró un segundo Heb-sed. Luego de años Cheops asumió en el trono, e hizo construir su pirámide con los planos que Aurea dibujó para su hermano, era lo menos que podía hacer en honor a su querido Giséo, que lo abandonó cuando era tan pequeño, pero que le enseñó tantas cosas cuando estuvieron juntos.
Aurea llegó, la cúpula se abrió y la nave se posó en la plataforma, ella no dejaba de llorar. Solo había pasado pocas horas desde que la nave partió de Hósforo, estaba vestida y maquillada a la costumbre egipcia.
Aún estaban el profesor Angular y Ortoedro, Aurea salió de la nave, y un ataque de histeria la descontroló, tuvo que ser atendida y no habló con nadie por días.
Cuando todos creían que estaba loca, Ortoedro la fue a ver, ella le contó todo, que amaba a otro hombre y que sólo quería volver a verlo.
Ortoedro se fue, pero con el tiempo pudo superarlo. Cuando no te aman debes buscar a alguien que merezca tu amor. Luego de unos días Aurea se recuperó, presentó su informe ante el profesor Angular y solicitó un nuevo viaje. El informe fue aceptado, ante la extrañeza del profesor, todos creían que Aurea no estaba bien, ya no veía a sus amigos y se pasó el tiempo observando el sistema solar.
De pronto mientras ella trabajaba en su departamento, la videoconferencia se activó.-¡Hola querida! ¿Cómo estas?
-Regular- respondió ella, mientras se recuperaba en su departamento.
-Tu nuevo viaje al sistema solar, fue aprobado- y Aurea gritó de emoción, su rostro se iluminó y toda su tristeza se borró.
Los maestros le estaban dando otra oportunidad, tenía que viajar y buscar a Giséo.
-¡Gracias profesor!- gritó ella y luego de un momento, la imagen se extinguió.
Pasaron los días y comenzó a acercarse la fecha del nuevo viaje, sabía que lo encontraría, aunque el profesor le advirtió que mientras tanto en la Floresta, habían pasado casi cinco mil años, durante esos días que ella estuvo en Hósforo.
Ella le respondió “No importa, lo voy a encontrar de todas formas”, ésta vez solicitó no volver, pero le obligaron a hacerlo.
Aurea se sentó emocionada en la nave, que la llevaría de vuelta a su amada Floresta. Cuando llegó, estaba todo cambiado, sobrevoló una interminable ciudad, con más de veinte millones de habitantes, miles de edificios y cientos de otras ciudades como esa. Ahora, era un planeta muy diferente, el aire y los mares estaban excesivamente contaminados.
Pero su amor era más grande que todo, y nuevamente sintió esa sensación que había perdido estando en Hósforo, recordó como era sentirse feliz, cosa que muchos en éste planeta han olvidado, y aunque las ciudades estaban llenas de gentes, recordó lo que Giséo le dijo un día.
-Si nos separamos, ¿Me encontrarías?
-Te encontraría incluso en el infierno, o sobre un mar de gente- y esas palabras ahora eran lo que le daban fuerzas para buscarlo, sabía que Giséo estaba por ahí, tal vez con otra cara, tal vez con otro nombre, pero lo encontraría, estaba convencida que sí. Ahora el tiempo en La Floresta, pasaba más rápido que antes, debido a que la fuerza con que se expandía la Vía Láctea por el universo, iba en aceleración. Los rascacielos parecían los de Hósforo, pero su amor era lo único que poseía y sabía que a pesar, que ahora tenía que buscar entre seis mil millones de personas, esos ojos negros los reconocería en cualquier lugar, incluso en un mar de gente.

La Floresta, capítulo VII, "Un Amor para Siempre"

De pronto Aurea lo detuvo.-No quiero que los siervos nos vean.-¿Por qué?-No sé, no me siento cómoda, todos saben de Hercarta y nadie sabe nada de mí.-Te prometo que tú serás mi mujer...-Pero eso es imposible.-No, yo soy el futuro Pharaes, además el oráculo de Osiris, me dijo que yo nunca me iba a casar con ella.-Pero es tu deber amor- dijo ella y ese amor retumbó en la pirámide y se escuchó en Sirio. Aceleró el corazón de Giséo y se clavó en todas sus células, el amor inunda todas las células y los átomos de las células, las rejuvenece, las mantiene sanas, todos los mamíferos necesitan del amor, sino mueren enfermos, los virus se apoderan del organismo. Los reptiles no necesitan del amor, ellos tienen la sangre fría, pero los mamíferos incluidos el hombre, sino tienen amor, mueren.-¡Entonces vamos!- dijo Giséo y se llevó a Aurea a un bote que estaba cerca de allí, los siervos llegaron y cargaron el bote con vinos y pipas, remaron hasta un pequeño edificio en medio del río, era un palacio muy lujoso y servía para medir el nivel del Nilo. Al llegar, Aurea se rió, sabía que Giséo tenía todo preparado, los siervos los dejaron en la orilla, desembarcaron una mochila con comida y unas botellas de vino, una pipa y se fueron. Giséo buscó la llave y entraron, el palacio tenía una sola gran habitación, toda alfombrada y con una espléndida chimenea. Giséo la había hecho construir para sus estudios de astronomía y tenía en ella un fluviómetro. La tranquilidad en medio del río era muy agradable, Giséo encendió la chimenea con dos piedras, los egipcios eran expertos fogoneros, prendió las antorchas, todo el ambiente era especial, quemó unas hojas que dejaron un olor agradable, Aurea se sentó en el centro de muchos cojines y observó a Giséo, él encendió muchas velas, la luz que entraba por la ventana era muy tenue, Giséo se sentó en los cojines junto a ella y sirvió los vasos ahora con un licor azul.-¡Es licor de caña!-Este lugar es hermoso, ¿Qué es?-Es mi estudio, en mi infancia lo hice construir para venir a observar las estrellas, ¡Mira, ven!- y subieron unas escaleras, arriba había un altillo con un gran telescopio, los egipcios conocían mucho de óptica y manejaron muy bien los cristales y los espejos, las posteriores invasiones, destruyeron toda esa sabiduría, los telescopios fueron a parar hasta china y milenios después, Galileo volvió a inventarlos, en éste mundo que se cree que lo han inventado todo. Pero el telescopio de Giséo era perfecto.-¿Quieres mirar?-Sí, es precioso ¿No?-Esa estrella es Sirio- y Aurea se estremeció, la observó por un momento y sintió mucha pena.-Es hermosa.-¿Quieres más vino?-Bueno- y bajaron, junto al telescopio había un escritorio y una inmensa cama, además de muchos libros de hojas de papiro. Abajo, estaba todo tibio, a esa hora del amanecer hace mucho frío afuera. Entre que sale el Sol y se va la noche es el momento más helado. Se sentaron, Giséo la abrazó, bebieron y fumaron de la pipa, se besaron y se desnudaron, se acariciaron y se besaron nuevamente. El calor del amor los hacía transpirar, pero no se sentían incómodos, tenían toda la eternidad para estar juntos. -¡Te amo!- dijo Giséo, y esa palabra hizo temblar las velas, cambió la vida de Aurea para siempre. Ya no debía buscar más, todo eso que buscaba estaba frente a ella y era muy hermoso. Se besaron largamente, mientras el Sol débilmente salía, se acariciaron e hicieron el amor, ese amor que se hace sólo una vez en la vida, lo demás es sexo con amor, o sólo sexo, el amor sólo se hace una vez.-Te amo.-Te amo.-Quiero estar siempre contigo.-Siempre lo estarás.-No quiero que te vayas nunca.-Nunca me iré de tu corazón.-Pero te iras igual ¿Verdad?-No quiero hablar de eso.-¿Por qué no?-¿Por qué no me cuentas algo? ¿Cómo, qué es el Heb-sed? ¿Qué es la pirámide?, Tengo derecho a saber que es lo que estoy construyendo, ¿No?- Giséo sintió en su interior una gran tristeza, pero no quiso seguir con el tema, el amor se destruye pensando en el futuro, el futuro no existe, tampoco el pasado, todos los días hacemos una vida nueva, ¿Y para que destruir el amor presente, pensando en el pasado o en el futuro? El amor se vive hoy y Giséo lo sabía. Sirvió otro vaso de vino y conversaron.-Bueno, tienes razón, debes saber que es lo que estás construyendo. Durante milenios los estudios de los maestros Aecupcios, determinaron que la figura piramidal tiene propiedades increíbles, los Pharaes, saben que algún día partirán a juntarse con Osiris, pero están muy conformes con su vida aquí, por lo cual, quieren mantenerla y alargarla. El Heb-sed, es una ceremonia que dura meses, una vez que está lista la pirámide, el Pharaes, es ungido en las aguas de Hapi y comienzan los preparativos, todos los Aecupcios celebran el Heb-sed y el Pharaes es muerto espiritualmente, se le introduce en su sarcófago y se llena de plantas y especies, se le rinden ceremonias a los dioses y se lee el libro de los muertos, el cual contiene los cánticos que los dioses quieren escuchar para recibir al Pharaes entre los brazos de Osiris, luego lo encierran en la cámara sepulcral y tres días después el pharaes es liberado del sarcófago, si esta vivo debería estar más joven, el Heb-sed es una ceremonia de rejuvenecimiento, sino pasa las pruebas, el Pharaes deberá morir junto a su grupo de siervos y esclavos además de su familia, dando paso a un nuevo Pharaes, que es su hijo y si no tiene descendencia, la sangre de la madre transmitirá el talento, el nuevo Pharaes elegido asume y se comienza la construcción de su pirámide, si el Pharaes pasa las pruebas, puede vivir muchos años más, incluso puede construirse otra pirámide...Mientras Giséo le decía esto, Aurea estaba asombrada escuchando.-¿Y por que no me lo podías decir?-No te lo podía decir, porque no es algo que se le cuente a todos, es más bien un secreto.-Entiendo- dijo Aurea y guardó silencio, Giséo la abrazó fuerte y así estuvieron un rato, luego se durmieron. Luego de un momento Giséo se despertó, la llevó a la cama y durmieron tranquilamente.Al otro día, Giséo le sirvió desayuno en la cama, los besos y las caricias eran lo común entre los enamorados, luego se dieron un baño en el río sagrado.-¿Cómo te sientes?-Bien.-Anoche dormiste profundamente.-Tu también- terminó de decir Aurea y siguieron besándose junto al río. No tenían ganas de volver.-¿Hoy no trabajaremos?-No, cada diez días se descansa uno.-Sí, es saludable descansar.-Hoy se realizarán muchas ceremonias y cosas entretenidas, ¿Te gustaría ir?-No amor, prefiero estar contigo.-Sí, yo también quiero quedarme contigo- y así, estuvieron juntos todo el día, Por la tarde llegaron los siervos a buscarlos, pero Giséo les dijo que vuelvan al otro día temprano, porque dormirían allí. Mientras tanto en el palacio, las cosas no estaban muy bien. -¡Giséo y su invitada, no durmieron en el palacio anoche!- dijo Hercarta a Heteferes, mientras cenaban junto a Snefru y el pequeño Cheops.-No sé hija, no recuerdo nada.-Es que lo pasamos tan bien anoche- dijo Snefru.-Sí, la única que estuvo sola fui yo- dijo Hercarta molesta.-¿Pero si tu estuviste conmigo?- dijo el pequeño Cheops.-Sí, pero me refiero a Giséo que será mi esposo y por lo menos me debería acompañar.-Giséo sabe lo que hace- dijo Snefru.-Entonces veo que ustedes están con ella y no conmigo.-No se trata de eso- dijo Heteferes.-¿Y de qué se trata entonces?-De que pase lo que pase, tú y Giséo se casarán... -En el momento en que Heteferes dijo eso, Hercarta comenzó a llorar.-Tengo que contarles algo- dijo entre sollozos.-¿Qué sucede hija? ¿Por qué lloras?-Lo que pasa es que Giséo, hace tiempo fue al oráculo de Osiris, y el gran dios le dijo que nunca se casaría conmigo.-¿Puede ser cierto eso?- preguntó Snefru.-Bueno, si Osiris dijo eso entonces es verdad, lo lamento, nosotros haremos lo posible para que Giséo cumpla contigo y con nosotros. –dijo Heteferes, Hercarta no pudo contener más las lágrimas y se fue, el pequeño Cheops, no entendía lo que estaba sucediendo.Aurea y Giséo, conversaban largamente juntos en el río, parecía que el tiempo nunca pasaba por ellos. -¡Tengo ganas de llevarte a un lugar!-¿Dónde es? ¿Queda muy lejos?-No, tenemos el bote, podemos ir remando- se subieron al bote y Giséo remó hasta la ciudad, Aurea Observaba la belleza del Nilo, muchos pájaros volaban sobre ellos. La ciudad, quedaba a una larga distancia, pero Giséo era un excelente remador, la corriente río abajo los empujaba y luego de un momento llegaron.-¿Dónde estamos?-Éste es el oráculo de Osiris.-Es hermoso. ¿Quieres que entremos?- Sí amor- dijo Giséo y se besaron. Al entrar al templo, una obscuridad y una tranquilidad llenaban el lugar, en su interior había antorchas y un gran oráculo de aceite en el centro del templo, generalmente a los niños y las personas que empezaban una empresa, como generales a la guerra o matrimonios, se les llevaba al oráculo, para que Osiris, le pronosticará el futuro. Giséo, se enmendó al gran dios y dijo-¡¡Gran dios de Aequpto, quisiera saber que me destina Ra, junto a mi amada mujer!!- y en el momento el oráculo obscuro, comenzó a moverse y el reflejo de Aurea y Giséo sobre el aceite, comenzó a transformarse, los rostros de ellos aparecieron juntos en una inmensa ciudad, más grande aun que la misma Menfis, con gigantescas construcciones y muchas luces. Vieron sus rostros juntos en un gran bosque y en la intimidad de una cama. Vieron también sus rostros llorando por separados. Las escenas pasaban rápidamente mientras el aceite se tranquilizaba.-¿Qué significa todo eso?- preguntó Aurea impresionada.-Significa que siempre estaremos juntos, que pasaremos muchas penurias y mucho dolor, pero que eso hará que siempre estemos juntos. – dijo el tratando de interpretar el Oráculo de Osiris.-¿Y tú, realmente quieres eso?-¿A qué te refieres?-A que lo tienes todo. ¿Serías capaz de sufrir por mí?-¿No entiendo cómo puedes decir eso?-Disculpa amor, lo que pasa es que todo ha sido tan rápido para mí, todo es tan nuevo y extraño.-T e amo, y nunca más lo dudes.-Yo también, perdona- y se besaron frente a su reflejo en el oráculo de Osiris.-Estoy feliz.-Yo también.-Osiris dice que siempre te tendré a mi lado.-Y así será- dijo Aurea un poco triste, caminaron y salieron del templo, llegaron hasta el bote y mientras Giséo remaba, Aurea miró las estrellas y sintió mucha pena, sabía que no se podía quedar y que ya le quedaba poco tiempo. Esa noche, durmieron en el palacio del río, solos los dos disfrutando de su amor, al día siguiente fueron a trabajar al altillo en la construcción de la pirámide junto al joven Ostris. Por la tarde llegó Snefru, borracho y contento. -Lo hemos pasado tan bien. ¿Y ustedes cómo lo están pasando?-Bien, gracias- dijo Aurea.-¡Contigo quería hablar!-Dígame.-Supongo que a estas alturas, mi hijo te ha hablado del Heb-sed.-Sí, ya sé todo.-Entonces quiero invitarte a que estés presente, no sé si tienes que irte, sino puedes quedarte, si te vas vuelve para el Heb-sed. -Gracias...-Quisiera pedirte un favor.-Diga...-Que diseñes otra pirámide para mí.-¿Otra?-Sí otra, pero mejor que ésta.-Papá, yo creo que mejor esperes a pasar el Heb-sed.-Acaso. ¿Dudas que tu padre podrá?-No creo eso.-¿Será que en el fondo quieres eso?-¡Papá!-Bueno, sea como sea, estoy seguro que necesitaré otra pirámide.-Esta bien, le diseñaré otra.-Pero que sea especial...-Será especial, se lo aseguro.-¿Y qué puede tener de especial una pirámide?- dijo el joven ingeniero Ostris, que estaba aprendiendo de Aurea y que posteriormente sería quién llevaría los planos a la realidad.-Será una pirámide estable- dijo Aurea.-Buena idea- dijo Giséo riéndose.-Será la pirámide de la Estabilidad, la calcularemos tan bien que no se derrumbará cuando vaya en la mitad- dijo Aurea y todos se echaron a reír.-Gracias preciosa- dijo Snefru y se fue. Giséo y Aurea siguieron trabajando, pronto los planos estuvieron listos. -A ver. ¿Estos son de planta?-Sí.-¿Y éstos son de elevación?-Sí, déjalos aparte- conversaban Aurea y Ostris.Esa noche, Giséo se quedó a dormir en el dormitorio de Aurea y durmieron juntos el resto de las noches en que ella estuvo en Egipto. Giséo trasladó sus ropas y sus pertenencias al cuarto. Así pasó Aurea casi dos meses en el reino de Snefru.

La Floresta, capítulo VI, "Celebrando a Hapi en el Nilo"

Snefru llamó la atención de los presentes, y detuvo la música, estaba espléndidamente maquillado y vestido.-¡Damas y caballeros presentes!, después del banquete y antes de la media noche, nos reuniremos en reverencia al dios Hapi, que hoy comienza a desbordar su brazo de agua bendita, por lo cual los hemos invitado a comenzar con la festividad del río, por eso estamos todos aquí, ¡Así qué empiecen las celebraciones!Se escuchó un clamor general y se repartió un vino blanco exquisito, todos brindaron un salud por el dios Hapi. Aurea probó el vino que era dulce, le gustó tanto que bebió otro sorbo y otro más. -Bébelo despacio, quiero que estés despierta toda la noche y no te pierdas nada- dijo Giséo sonriendo.-¡Es que es muy rico!-Sí, pero si te bebes todo el vaso te vas a embriagar y la fiesta recién comienza.Uno de los reyes invitado, sonrió cuando el pequeño Cheops, que por esa época tenía cerca de seis años, bebió también del vino. Un general del ejército egipcio, se bebió el vaso al seco y la mayoría de los presentes se sirvieron otro vaso más. Los siervos de Snefru apagaron la mitad de las velas del salón, el resto del palacio estaba obscuro, así se creo un ambiente muy propicio. Con la escasa luz los invitados comenzaron a bailar el ritmo de los seis músicos, que tocaban una melodía algo rápida, pero muy densa, de pronto salieron doce hermosas bailarinas a la pista, en el centro del salón. El salón era inmenso, las mesas estaban por todas partes, con vino, cerveza, cerdo, frutas, peces, cereales de todas clases, carne de buey, etc. Aun así quedaba un enorme espacio para bailar, el suelo era de un granito pulido brillante de color azul, las paredes blancas, tenían relieves de las historias de los antiguos faraones, en jeroglíficos gigantes, las antorchas estaban funcionando con poco aceite, así que, daban muy poca luz.Cuando las bailarinas estaban en su tercera coreografía, los invitados empezaron a sacarlas a bailar, en poco tiempo se creo un gran baile, todas las bailarinas eran hermosas, había una en especial que era la más hermosa de todas, era muy alta y de piernas doradas, firmes senos y larga cabellera crespa y negra, estaban vestidas con unos pequeños trajes de cuero que cubrían sólo lo principal, el resto de su belleza podía ser contempladas por todos. La bailarina miraba a Giséo directamente y de a poco trataba de acercarse a él. Giséo invitó a bailar a Aurea y ella felizmente aceptó. No pasó mucho tiempo antes de que Aurea se diera cuenta, ya con el efecto del vino en la cabeza, el corazón está más claro y los sentimientos manejan la razón.-¿Por qué te mira tanto ella?- Giséo se asombró de la pregunta.-Hemos sido amigos...-¿Amigos?-Sí, buenos amigos- dijo Giséo y bebió otro sorbo de vino.-¿Y por qué no bailas con ella mejor?-Porque quiero bailar contigo, ¿Ya no quieres bailar?-Prefiero salir a tomar aire- dijo Aurea y salieron al balcón, en el horizonte, el Sol se estaba ocultando. -¿Lo ves? ¿Es hermoso no?-Sí, el cielo está color violeta.-Sí, es el dios Atum, salúdalo- Aurea hizo una señal de reverencia.-Él clama ante Osiris, para que nuestra noche sea tranquila y segura.-Es un buen dios entonces- dijo Aurea-¡Salud por él!-¡Salud!- En la noche se podía ver bien desde el balcón las estrellas, Aurea miró y recordó que ella era de allá. ¡Qué ganas de quedarse! ¡Que ganas de gritarle a éste hombre que quer,ia quedarse! Giséo la observó, nunca había visto a una mujer más hermosa y tan inteligente, sería la perfecta madre de un gran faraón, sería una buena compañera para el resto de la vida. Aurea lo miró, se quedaron mirando un momento que parecía eterno, sus ojos brillaban, de pronto Giséo dio un paso,y ésta ves Aurea no retrocedió, inclinó la cabeza, le parecía haber visto siempre esos ojos negros. Giséo se inclinó un poco hacia ella. De pronto un grupo de invitados salió del salón bailando y cantando, siguiendo a Snefru y Heteferes, que llegaron hasta el borde del balcón y los sacerdotes incluidos Djifer, se acercaron portando unas pipas de porcelana. La porcelana era traída de muy lejos en el oriente.-¡Pidamos al dios Atum, que nos proteja en éstas largas noches!- y todos los invitados clamaron en coro.-¡¡Oh dios Atum, ruega por nosotros ante el gran Osiris para que cuiden de nosotros todos los dioses!!- Enseguida los sacerdotes que estaban impecables con unas sotanas negras, acercaron las pipas de porcelana a todos los invitados. Hercarta pasó junto a Aurea y le dio un pequeño empujón en el hombro, que hizo que Aurea soltara la pipa, ésta calló y se destrozó en el suelo, todos los presentes se asustaron. -Sólo fue una pipa- dijo Giséo consolándola, mientras Hercarta desaparecía entre las gentes. Los siervos con largos cerillos encendían las pipas de los invitados y todos comenzaron a fumar. Aurea, trató de no fumar mucho, pero el humo era tan fuerte que se le metía por las narices, pronto todos comenzaron a reír más de lo normal y a cantar, Snefru besaba largamente a la hermosa reina Heteferes de negros cabellos.Algunos de los invitados, reían y besaban a las bailarinas, unas por un momento, luego otras, la promiscuidad de los besos asombró a Aurea, aunque todos se reían y besaban, nadie trató de invitar a Aurea, de pronto Snefru dijo..-¡Vamos todos a venerar a Hapi!- y todos bajaron por una escalera, hasta una loza, que llegaba al desembarcadero, pronto todos estuvieron en el interior del río, pues el muelle se internaba varios metros, a Aurea le costó caminar en la noche obscura, por los costados del muelle había antorchas y la luna llena se reflejaba en el río.-¡¡Oh gran dios Hapi, ven con nosotros e inúndanos de tu fertilidad, manténte en los campos, danos de tus peces y tus plantas medicinales!!- Aurea estaba entretenida con la brillantez de las estrellas.Snefru mandó un siervo, que pronosticará a través del sistema de los dedos cuantos minutos faltaba para la salida de Sirio. El siervo se tendió en el suelo y luego de un momento volvió.-Mi dios, Sirio saldrá dentro de pocos minutos.-¡Entonces vamos!- dijo Snefru y se dirigieron todos al inmenso reloj de Sol que estaba en el jardín, desde allí, se tenía una vista perfecta del horizonte. En pocos minutos todos estaban mirando hacia el sur. Era el mes “Thout”, en la lengua de ellos, justo el diecinueve de julio para nosotros y Sirio aparecía en el horizonte todos los años justo ese día del mes y coincidía con la crecida del río.-¿Ves esa estrella brillante que está apareciendo allá?-Sí, la veo.-Esa estrella es el dios Sirio, todos los años lo adoramos, porque él aparece trayéndonos la crecida del río- cuando Aurea escuchó que era la estrella Sirio se puso nerviosa, se le erizaron los pelos, ¿Cómo unos humanos, a años luz de distancia, podían adorar a la estrella de su planeta Hósforo? Toda su civilización dependía de la salud de Sirio, y en otra galaxia, una civilización emergente, adoraban su estrella natal, que coincidía con la fertilidad del pueblo.Aurea conocía muy bien el universo, desde Hósforo, podía identificar la Vía Láctea a través de los telescopios, pero desde La Floresta, era muy difícil identificar Sirio, a menos que se estudie astronomía y astrología durante años, los egipcios llevaban milenios estudiando el cielo.-¡Sirio ésta brillante! Este año el río será generoso y las cosechas abundantes, y habrá muchos peces- dijo Djifer apuntando a la estrella- ¡Es la hora del sacrificio a Hapi!- dijo, y en el momento, unos siervos tomaron unas trompetas de cuerno de buey, eran cinco siervos que en la entrada del palacio hacían sonar sus instrumentos. Justo salió una joven virgen, vestida y maquillada maravillosamente, era la hija de un capataz y para la ocasión toda su familia estaba invitada, para ella y para todos, ser la virgen del río, era una hermosa y muy importante responsabilidad, puesto que la sacrificada debía ser aparte de virgen, hermosa. La sacrificada pasaba por muchas pruebas de pureza y el mismo sacerdote supremo, le hacía la prueba de virginidad, era una ceremonia entre puros sacerdotes, fumaban amapolas y ponían a la hermosa virgen de carnes apretadas en un altar, el sacerdote la bañaba con aceites y se sacaba toda la ropa, todo parecía un acto sexual, todos observaban a la joven, si ella hacía algún movimiento extraño, o se comportaba de una forma inadecuada, el sacerdote la penetraba con su falo y ella perdía su virginidad, sus disculpas eran que ella siguiera viva porque no era lo esencialmente pura para honrar a Hapi, luego el sacerdote consumaba el acto y la joven vivía toda su vida orgullosa de que la hallan propuesto, aunque aveces se desvirgaban niñas muy jóvenes y no eran sacrificadas porque los sacerdotes no la encontraban pura, generalmente la tercera de las elegidas era la que sacrificaban, en ese caso el sacerdote, pasaba sus manos por la muchacha, la acariciaba pero no consumaba el acto sexual, luego en la fiesta del río, ella sería el regalo a Hapi.La joven se acercó al muelle, todos la siguieron y se instaló un trono, Djifer la despojó del vestido blanco que llevaba, todos debían corroborar lo hermosa y pura que era, si querían, podían ir y tocarla en sus partes íntimas, para comprobar que era virgen. Snefru se acercó a ella y la tocó.-¡Es virgen!- gritó y los sacerdotes la tomaron y la arrojaron al río, en pocos segundos sería presa de los cocodrilos, animales que los egipcios adoraban como a un dios y las fiestas seguían hasta que el río haya tomado su cause normal, lo que aproximadamente era a fines de septiembre.Luego todos los invitados volvieron al salón y bailaron, bebieron y fumaron hasta que quisieron, durante esos días no se hacía nada más que celebrar, existían ceremonias todos los días a diferentes dioses. La construcción no se detenía, pero los capataces e ingenieros hacían turnos para celebrar y trabajar, aun así resulta increíble la precisión en las construcciones egipcias, con errores del orden de los 0,04 milímetros en la cámara del rey de la pirámide de Micerinos y entre los bloques de granito de la pirámide de Cheops en la cámara del rey, no se puede pasar una hoja de cuchillo entre ellos. Algunos celebraban tanto que sólo dormían de día, otros preferían el día para celebrar, durante éstas fiestas, existía mucha libertad. Ya comenzaba a amanecer y la bailarina se acercó a Giséo.-¿Me vas a dejar?-¡No!- dijo Giséo, sin darle otra explicación. La teoría decía que una mujer invitaba a un hombre a dejarla a sus aposentos y el por supuesto iba, claro que no salía de la alcoba hasta el otro día. En todos de los más de cuatrocientos dormitorios del palacio, había vino y cerveza, comida y pipas, así la fiesta se volvía más íntima, pero no menos divertida, había mujeres para todos los invitados...-¿Dónde van todos?- preguntó Aurea mientras bailaba con Giséo.-Se van a dormir.-¿Y en parejas?-Sí, esa es la idea, lamento que no te haya explicado nuestras costumbres, pero pensé que si tú no sabías nada, te sería más emocionante vivirlas.-Gracias, todo ha sido muy interesante.-¿Quieres caminar?-Me encantaría- dijo Aurea y salieron a caminar por la orilla del río. Giséo llamó a dos siervos.-¡Vamos a caminar, tomen sus lanzas y cuiden de nosotros!- llegaron hasta la orilla del río y los siervos los siguieron de lejos, llevaban unas mochilas, Giséo tomó una botella de vino tinto y dos copas.-¿Te ha gustado todo lo que has visto?-Me ha encantado, en algunas cosas ustedes son tan pulcros, claro que otras cosas no me gustaron mucho.-Lo dices por lo de la virgen, ¿verdad?-Sí, sentí mucho miedo y vergüenza.-Pero para todos es un honor ser sacrificado para Hapi.-Si tú lo dices- La vegetación junto al río era exuberante, muchas plantas, árboles, palmas, mucho pasto. Los siervos encendieron una fogata.-¿Te quieres sentar?- preguntó Giséo.-Sí, ya hemos caminado bastante- se habían alejado del palacio, la noche estaba clara, el lento amanecer duraba mucho tiempo.-Vamos hacia la fogata- los siervos dejaron una pipa y se retiraron río arriba, hicieron otra fogata y se embriagaron.-¿Lo tenías todo programado, no?-Eres mi invitada, tengo que preocuparme que lo pases bien- Aurea se sonrojó y le dio una sonrisa, una sonrisa siempre es la llave al corazón. Giséo sirvió las copas, era un grueso vino tinto de palma negra, Aurea bebió del exquisito licor, toda La Floresta aun dormía, no faltaba mucho para el día, la brillantez del Sol se podía apreciar en el horizonte. -Me encantan los amaneceres- dijo Giséo.-A mí también- dijo Aurea, recordando amaneceres que había contemplado sola en otros planetas. En Hósforo, la cúpula no permitía ver amaneceres.-Es como la mejor parte del día, todo se renueva y para verlo, debes estar despierto y sobrio, luego puedes seguir celebrando- dijo Giséo. Existía en Egipto una ceremonia del Sol, para el solsticio de verano, cuando el día es más largo que nunca, algunas veces se celebraba el amanecer del río, ésta vez todos estaban o ebrios, o celebrando en intimidad. -Sí, es romántico- dijo Aurea y miró en el interior de su vaso, a esa hora, el efecto del humo y de los licores bajaba en su cuerpo, pero sentía una estabilidad más placentera aun.-Puedes mantenerte en ese estado mucho tiempo- dijo Giséo, viendo la luz en los ojos de Aurea.-Claro, sino me falta el vino... y se rieron juntos, Giséo dio vuelta su vaso y ambos comenzaron a reírse más.-Tenemos estanques llenos de vino- dijo Giséo y se siguió riendo. Comenzaron a mirarse y con la risa, Giséo pasó a tocar el brazo de Aurea, sintió lo hermoso que sería tocar su piel. La acaricio en el hombro y Aurea le acarició la mejilla, dejaron de reír, pero las sonrisas no se borraron de sus bocas, se olvidaron del Heb-sed, de Egipto, de Hósforo, sólo eran ellos dos, el Nilo y el amanecer, Aurea vio que a Giséo le gustaba tocarla, le tomó de la mano y se la acarició, Giséo se acercó y ya no había nadie que los interrumpiera. Se besaron apasionadamente, sintieron sus labios, solos en aquella orilla, los pájaros comenzaban a volar y ellos seguían besándose, no había nada más, el beso duró milenios, siglos, infinidades, era el beso más apasionado que se dieron jamás, Aurea había besado a otros hombres, pero no amaba a nadie de ellos, Giséo había besado a otras mujeres, pero no amaba a nadie más. Todo fue perfecto, el amor es infinito, es igual en Egipto que en Hósforo, o en cualquier lugar del universo, es lo más grande de todo, lo que realmente importa, lo único por lo que vale la pena vivir. Mientras se besaban, recorrieron sus vidas, todo lo que hacían no era para el amor, Aurea buscaba y buscaba en muchos planetas sin saber qué. Giséo, quemaba sus días en la pirámide de Snefru y en prepararse para llegar a ser un gran faraón, pero ninguno tuvo amor nunca antes. De los besos, pasaron a las caricias, dejaron de mirarse y se rieron, se abrazaron sin palabras, había mucho miedo en preguntar, sólo había que sentir...

La Floresta, capítulo V, "En Presencia de Ra"

La caravana real, llegó al templo. Este era una obra de arquitectura espectacular, junto a la puerta habían dos enormes estatuas de granito, una al dios de la creación Ptah, otra al dios de la reproducción Sokaris. El granito se traía desde las lejanas canteras de Assuán, a más de mil quinientos kilómetros y especializados escultores levantaban innumerables estatuas en las puertas de los templos, en el interior de éstos, en las tumbas, etc.Giséo ayudó a Aurea a descender, ante la mirada expectante de los curiosos, se pararon bajo la estatua gigante de Sokaris, quién tenía cabeza de escarabajo, desde su altura estaba observando hacia la entrada del templo, lo que produjo a Aurea una extraña sensación de ser observada. Luego llegaron el faraón y su esposa, la madre de Giséo y Cheops, bajaron lentamente y todos los presentes se inclinaron en señal de reverencia. Estos servicios se hacían, todos los medios días, era una costumbre religiosa adorar al dios Ra, representado simbólicamente en el Sol, estando en la mitad del cielo despejado. El cielo siempre estaba despejado en Egipto y Aurea, luego de éstos días ya se estaba acostumbrando al calor.Al momento, bajó Heteferes, la reina de Egipto, ella era muy hermosa, de largos cabellos negros, tenía su vida dedicada a las artes, personalmente se dedicaba al maquillaje, lo que era un arte principal, ya que todos acudían maquillados a todas partes. Giséo no acostumbraba a maquillarse mucho, solamente se delineaba los ojos con Alheña, una planta muy cotizada por sus propiedades cosméticas, los egipcios eran unos expertos naturistas, conocían una infinidad de plantas curativas, homeopáticas y narcóticas. Estas últimas tenían un especial uso en las ceremonias religiosas, puesto que muchas corrientes de pensamiento, creían que los conectaban con los mismos dioses. Heteferes acompañada de Snefru, se detuvo junto a Giséo y Aurea, Heteferes la miró a ella y dijo.-Supe que tu ayuda nos fue fundamental.-Así es madre, ella nos ayudó enormemente.-¿Y cual es tu nombre?-Mi nombre es Aurea...-Lindo nombre, me gustaría que nos veamos en la fiesta de la noche.-Ella estará ahí madre- aseguró Giséo, y Heteferes con Snefru entraron al templo, seguido por los demás. El pequeño Cheops, entró con Hercarta y se sentaron a la derecha del altar de Ra, frente a Giséo y Aurea. Snefru y Heteferes tenían un trono al lado izquierdo del altar de Ra, luego venían el resto de los familiares y autoridades. Una vez que se sentaron comenzó una música, consistía en una melodía gruesa y un pequeño bombo marcaba el ritmo, acompañado de arpas y flautas que llevaban la canción. El templo era bastante obscuro y enormemente alto. La flauta era lo más parecido a lo que hoy se conoce como una flauta traversa, el bombo era de cuero de ciervo y la enorme arpa tenía jeroglíficos esculpidos en el cedro, las cuerdas eran de tripa de cordero. Al comenzar la música, salieron seis sacerdotes espléndidamente maquillados, con túnicas enormes de color café, uno de ellos era Djifer. Uno de los sacerdotes sacó de una cajita una larga pipa de vidrio, vertió en su interior unas hojas secas de amapolas y se la entregó al faraón, otro de los sacerdotes encendió la pipa y Snefru inundó sus pulmones del humo de la planta, luego le tocó a Heteferes, ella con un movimiento elegante, aspiró el humo, luego el sacerdote convidó a Giséo, quién convidó a Aurea.-¡Esta tradición es milenaria! Aspira el humo de la amapola y siente la presencia de Ra- Aurea dejó llenar sus pulmones y su estomago por el dulce humo, luego el sacerdote convidó a los demás sacerdotes y a los presentes. Aurea comenzó a sentirse mareada, pensaba millones de cosas, ella sabía de la existencia de plantas alucinógenas y en muchos planetas probó de algunas. El templo de Ra era especialmente construido para éste tipo de ceremonias, en sus paredes estaban las estatuas de muchos dioses y en el centro había una pequeña reproducción de un escarabajo sobre un altar. Este insecto, era uno de los animales sagrados para los egipcios, que estaban a la altura de un dios, así como los gatos y los cocodrilos, las serpientes y los halcones, los escarabajos eran venerados en diferentes ceremonias.Aurea comenzó a sentirse muy extraña, su corazón latía cada vez más rápido, escuchaba como si la música estuviera demasiado fuerte. De pronto levantó la vista, todos estaban relajados observando en diferentes direcciones, sintió un gran miedo al ver los dioses, casi todo el panteón egipcio estaba en el templo. En total eran doce dioses, seis por cada lado. Estaba Num, el dios del caos y cuando Aurea vio sus ojos rojos de piedra rubí, sintió que en el instante él la iba a quemar, sus ojos parecían salirse de sus cavidades, por un momento Aurea sintió mucho miedo, las miradas de Djifer y Hercarta, la hicieron ponerse roja, lo peor era que nadie se daba cuenta. Aurea prefirió mirar a los otros dioses, junto a Num, estaba Atum, era el dios del anochecer, representado en el Sol al ocaso. Atum, tenía unos ojos azules de zafiro. Nut, que es la diosa del cielo, su estatua era una hermosa mujer desnuda, hecha en un granito de color dorado, Nut, parecía seducir a todos los presentes con sus ojos verdes de piedra esmeralda.Aurea, comenzó a sentir su sangre circular por todo su cuerpo, sentía calor y su cerebro parecía que iba a estallar, definitivamente no había sentido eso antes. Luego de que todos estaban en presencia de Ra, comenzó un cántico de alabanza. Todos repetían lo mismo.-¡Dios creador y benefactor, gracias por la vida y por el Nilo, ven a nosotros y llénanos de tu presencia!- decía una estrofa del cántico y en el momento, un rayo de Sol entró por un estrecho orificio en el techo, e inundó todo el salón ante el regocijo de los presentes. Con la luz del rayo, Aurea pudo contemplar la extraordinaria belleza del templo. Principalmente el culto a Ra, se hacía justo al medio día, cuando el Sol estaba en el centro de la cúpula astral e inundaba de luz y calor todo el país. En un momento solemne del servicio, el rayo iluminó el escarabajo de oro que tenía diamantes incrustados y los destellos de millones de rayos de colores llenaron de belleza el templo. Aurea, estaba desconcertada cuando de pronto vio como Djifer hablaba al oído con los otros sacerdotes, señalándola a ella y Hercarta enfrente, no podía quitarle los ojos de encima, su mirada transmitía tanto odio, que Aurea lo pudo sentir, los demás no se daban cuenta, pues estaban llenos de sus propios pensamientos. Por primera vez, en el planeta hermoso que ella llamó La Floresta, sintió el odio y el rencor, sentimientos humanos presentes en la vida cotidiana. Luego que el rayo se extinguió, todos salieron del templo, en la puerta había unos recipientes con jugos y todos pasaban a beber un poco para apagar la sed que el humo causaba, luego de esto, todos volvían a sus quehaceres cotidianos, después de un nutrido almuerzo, ya con la comida en el estómago, el efecto narcótico desaparecía.Todos salieron del templo, afuera poco a poco el bullicio de la ciudad comenzaba de nuevo, es que todos los egipcios luego de ir al templo, se dirigían a su casa a almorzar. La caravana los condujo de vuelta al palacio, desde la altura de la silla, Aurea miraba a los esclavos que transportaban enormes cargas a sus espaldas, los edificios de la ciudad eran de un color blanco, toda la ciudad tenía una espesa vegetación, había cantinas y bares por todas partes.Aurea preguntó a Giséo.-¿Por qué existe la esclavitud?-Porque son pueblos inferiores, que han sido capturados por las tropas del imperio y son llevados a las ciudades para trabajar...-¿Y tú, crees toda esa estupidez? ¿No crees que todos merezcan ser libres?-Sí, aveces pienso que todos deben ser libres, pero yo no puedo hacer nada.-Algún día llegarás a ser Pharaes, ¿No?-Sí, pero para eso que tu quieres, se necesita una reforma que un solo Pharaes no puede cambiar en todo su reinado...-Pero al menos, puedes dejar las bases del cambio, enséñale a tus hijos que la libertad de un hombre es lo más preciado que tiene.-¿Y cómo voy a construir mi pirámide sin esclavos?-¿Es tan necesario que construyas tu pirámide?-Veo que aun no lo entiendes.-No, si tu no me lo quieres explicar.-Bueno, te lo explicaré, pero todavía no es el momento.Mientras Aurea y Giséo hablaban, avanzaron ya hasta las afueras de la ciudad, en el lugar donde se encontraba el palacio. Este estaba junto a un tranquilo brazo del río, tenía una linda playa llena de palmas y kilómetros río arriba, tenían un fluviómetro, que les indicaba el nivel de la crecida del río.Al llegar al palacio Aurea observó el reloj de Sol gigante que tenían en el jardín, los egipcios sabían medir el tiempo en relojes, pero ya todos estaban tan acostumbrados, que era como si tuviesen un reloj biológico.Entraron al palacio y la mesa estaba servida, Aurea y Giséo comieron en el mismo comedor que los recibió la vez anterior que llegaron del desierto. El resto de la familia comía en comedores separados, en ese sentido los egipcios respetaban, que si uno tenía un invitado, lo dejaban compartir sólo con él, solamente compartían todos durante el banquete, en la noche de celebración por el comienzo de la crecida del río.Esta festividad se celebraba todos los años, era de esencial importancia la crecida del río, pues fertilizaba todos los campos, dejándolos inundados de limo, el cual era especial para el cultivo del arroz y el trigo y todas las variedades de plantas que los egipcios cultivaban, como el papiro y el loto, además de otorgarles muchos peces. El almuerzo transcurrió sin novedad y luego Aurea con Giséo se dirigieron a la construcción en Dachur, pronto los nuevos planos comenzaron a ser dibujados y el joven ingeniero Ostris, era el que más empeño ponía en aprender los conocimientos de Aurea. Posteriormente Ostris sería el encargado de construir los planos que Aurea dejaría. Lentamente llegó la noche, después de un largo día de trabajo, en el palacio todos se disponían para la fiesta.Aurea, se dio un largo baño en la tina de granito lijado, era una tina muy elegante de color negro, los egipcios conocían muchas cremas vegetales aromáticas para darse confortables baños. Dos siervas fueron puestas a disposición de Aurea para ayudarla a prepararse, luego del baño, Aurea salió y se miró en un gran espejo que se ubicaba frente a la cama, las siervas la peinaron, en el momento llegó Giséo acompañado de Heteferes.-Aurea, mi madre quiere verte- dijo antes que ingresaran. -¡Hola querida!- dijo la hermosa Heteferes.-Hola reina ¿Cómo está?-Vine a hacerte un regalo, Snefru me contó bien lo de la pirámide y quiero recompensarte con un obsequio mío...-¡Gracias, que lindo!-No, no es la cajita solamente, te voy a maquillar...-Mamá, es la mejor cosmetóloga del imperio- dijo Giséo, feliz.Heteferes entonces, maquilló a la hermosa Aurea, en la cajita negra de ébano, tenía todo un juego de cosméticos los que también le obsequió, pero el regalo más importante, era el acto de maquillarla. Se sentaron una frente a la otra, Giséo observaba la belleza de Aurea.-Te obsequio éste vestido para hoy- dijo Giséo, entregándole el traje más precioso que Aurea haya visto nunca, era un vestido de seda celeste, con bordados obscuros de oro y plata, largo y muy ajustado, era perfecto para el cuerpo de ella.-Tú todos los días me regalas trajes diferentes.-¿Te gustan?- preguntó Heteferes.-Sí, nunca había visto trajes ni vestidos tan hermosos.-Gracias, los he diseñado yo.-¿Usted?-Sí, por eso que desaparecían tantos trajes y vestidos de mi taller- dijo Heteferes riéndose y Giséo se sonrojó.-Las espero luego abajo, voy a darme un baño- dijo y se retiró.El maquillaje hacía ver a Aurea hermosa, una tenue tonalidad colorada en los pómulos, los labios de un color café rojizo, los ojos delineados con lápiz negro, las cejas bien demarcadas, todo hacía ver a Aurea preciosa.-Tienes unos ojos verdes hermosos.-Gracias, los heredé de mamá.-No es común ver en Aequpto ojos claros, ¿De dónde eres?-Soy asiria, pero mis padres son egeos- dijo Aurea recordando lo que habló con Snefru.-Una vez estuve en Nínive, fuimos invitados por el Gobernador- dijo Heteferes, mirándola seriamente.-Sí, ¿Y le gustó?-No, no me gustó mucho, Menfis es más hermosa, pero me gustó el templo que tienen en el centro, ¿Cómo se llama?- preguntó, y Aurea no pudo decir nada, su nerviosismo se dejó notar.-No recuerdo...-Tranquila, sé que no eres asiria ni tampoco egea, no puedo cuestionarte después de lo que hiciste por nosotros, de mí siempre tendrás apoyo, sea de donde hayas venido y veo que de Snefru y especialmente de Giséo, pero déjame decirte que debes tener cuidado, supe que Djifer se retiró enojado de la reunión y el puede ser un gran enemigo.-No quise dar problemas, sólo quise ayudar...-Y lo hiciste, pero ellos no lo ven así.-¿Ellos?-Sí, Djifer es el padre de Hercata, la prometida de Giséo.-¿Y están celosos de mí?-¿No deberían estarlo? Si él te invitó y te protege, es por algo ¿No?-Pero sólo somos amigos.-Pero he visto como se miran.-Le juro que nunca ha pasado nada.-Te creo, pero Giséo debe casarse con Hercarta, solamente cuando sea el Pharaes, podrá anular su matrimonio y quedarse con quién quiera y para eso tiene que pasar mucho tiempo aun, ya que para que Giséo sea Pharaes, Snefru y yo debemos estar muertos- dijo la bella reina mientras terminaba de maquillarla.-¿Muertos?-Sí, ¿Qué acaso no conoces las leyes de los Pharaes?-No mucho, disculpe.-Quisiera ver en vida que mi hijo sea feliz contigo, él nunca ha querido mucho a Hercarta, pero desde que eran pequeños, estaban destinados.-Sí, algo me contó Giséo, pero quiero que usted sepa que no es mi intención reemplazarla. -Sea como sea, me gustaría que mi hijo sea feliz y si él te pide que algún día seas su esposa, deberás aceptar- Aurea bajó la cabeza tristemente, en su interior sabía que más de sesenta días solares no podía quedarse, que si lo hacia rompería con las reglas de su misión y eso era algo que ella no podía hacer, de cualquier forma la encontrarían y la castigarían, era mejor hacer las cosas bien...-Gracias.-Bueno, ahora vístanla y pónganle estos aros y estos collares, son un regalo de Snefru- y sacó de otra cajita unas joyas de oro macizo con esmeraldas.-¡Pero esto es bellísimo!-Hoy será tu primera fiesta del río, debes estar acorde con la ocasión- dijo Heteferes y se fue. Las siervas la terminaron de ayudar a vestirse y luego se retiraron. Aurea se contempló al espejo, se veía bella, se sentó en la cama y sacó su cajita de luz desde el velador. La cajita del tamaño de una de fósforos, estaba hecha de energía iónica y tenía la capacidad de almacenar hasta treinta kilos de materia, en ella, tenía una pulsera del equilibrio, que Ortoedro le regaló una vez, pero ahora contempló la rosa en la cápsula, que le regalaron los simios, la primera vez que visitó La Floresta. Entre sus manos la observó, era perfecta, gracias a la cápsula nunca se destruiría, además tenía una joya que había recibido de regalo en otra de sus misiones.Se levantó y se dirigió hacia la ventana, vio como los esclavos descansaban en las barracas y los primeros bloques con la nueva angulación descansaban para siempre, en la pirámide que después sería conocida como “La Pirámide Romboidal de Dachur". -¿Puedo entrar?- Aurea guardó la rosa en la cajita de luz, que también guardó.-¡Entra!- Giséo al ver los ojos de Áurea con delineador más allá de las pestañas, la hacía ver como una verdadera reina egipcia.-¡Estás hermosa!- dijo mientras trataba de salir de su asombro, una vez la había admirado en el río, luego en un traje de suyo, pero en éste vestido se veía demasiado hermosa. -Gracias, tú también te ves bien.Giséo llevaba puesto un traje plomo con cola y una corona de diamantes, con un cocodrilo de ojos rojos. Bajaron juntos y llegaron al salón principal, donde se daba un gran banquete, había gente de todas partes del reino, gobernadores y hasta reyes de otros países, muchos invitados, mucha comida, cerveza y vino.